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Ciudad de México.– La reconstrucción de los Buffalo Bills ha sido lenta y con golpes dolorosos como el hecho de alcanzar más de una década sin clasificar a los Playoffs, pero la llegada del head coach Sean McDermott, en 2017, es la piedra en la que se busca edificar una nueva era en el conjunto azul y rojo.
En el Draft de 2018 los de Orchard Park se hicieron de los servicios del joven Josh Allen, que en su primera temporada completa, parece haber llenado el hueco que dejó Jim Kelly en los años noventa, pues desde su salida, ningún otro mariscal de campo se ha consolidado en la organización de Nueva York.
Después de una temporada en la que volvieron a la marca perdedora, Buffalo se encargó de brindarle las armas correctas a Allen para que pueda demostrar su valía en la NFL. En la agencia libre se hicieron de los servicios de los receptores Cole Beasley y John Brown y, por medio del Draft, consiguieron a los alas cerradas: Dawson Knox y Tommy Sweeney.
Pero además, el ataque terrestre también se fortaleció y a un LeSean McCoy, que sufrió con las lesiones el año pasado, se le unen el veterano Frank Gore, así como T.J. Yeldon.
A la defensiva, ante el retiro del mítico Kyle Williams, la franquicia consiguió al mejor prospecto en su posición: Ed Oliver, linebacker quien ha sido comparado con Aaron Donald y, con una secundaria que se mantendrá con Tre’Davious White, Micah Hyde y Jordan Poyer. Los Bills están listos para competir.