Visitas
ÉXITO DE LAS REFORMAS TRANSFORMADORAS, A LARGO PLAZO.
Así se blindaba Enrique Peña Nieto al defender vehementemente sus reformas transformadoras. Sus cajas de resonancia se hacían eco: Son tantos, tan vastos y profundos los cambios, que requieren un largo periodo de maduración para ver resultados. No basta un sexenio.
Las mismas bocas de ganso, a los 180 días, ya exigían a Andrés Manuel López Obrador resultados tangibles. Lo menos que señalaban, es que sus a mbiciosos proyectos son meras ocurrencias.
Una diferencia de grado y medida: Al peñismo lo acompañaron los grupos de poder real, que se esperaban usufructuarios de las transformaciones para Mover a México.
OPERANDO A CONTRAPELO DE CIRCUNSTANCIAS NEGATIVAS
Con AMLO, si bien algunas cúpulas empresariales empiezan a matizar sus posturas irreconciliables de cara al gobierno, otros compañeros de viaje mantienen su resistencia activa. Como sea, se cumple en estas horas un año de la revolución electoral pacífica del 1 de julio de 2018, por la que cambió radicalmente la titularidad en la conducción del Estado mexicano y las formas.
Vale citar a Renán: La construcción de una Nación es el plebiscito de todos los días. Otros pensadores postulan que la democracia no se construye de una vez y para siempre. Es -la construcción de la Nación, que implica la reconstrucción del Estadoproceso continuo que cruza por errores y aciertos.
Para el detractor, los primeros son leña de hoguera para quemar a quien tanto ha se hostiliza durante 12 años. Resultaría sospechoso que no reconociéramos fallos observados en los meses iniciales del mandato; pero, ¿de veras no hay aciertos en ese periodo? Sólo los contumaces se dejan cegar por sus fobias, en algunos casos personales. Los de abajo, sin embargo, lo informan recientes encuestas, dan una aprobación de más de 70 por ciento de aprobación: 20 puntos porcentuales más que la votación del 18. Sigue siendo un buen capital político.