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Ciudad de México.– Una pequeña isla en el Caribe holandés, con apenas 16 mil habitantes, comienza a levantar la mano en el área de Concacaf.

A pesar de que su Federación de Futbol se fundó en 2011, tras la disolución de las Antillas Neerlandesas, Curazao ha comenzado a dar pasos firmes en el balompié de la zona.

Su primera clasificación a la Copa del Caribe fue en 2014; sin embargo, perdió sus tres primeros juegos quedando fuera de la competición.

En 2015, con la llegada del exastro holandés Patrick Kluviert, de madre curazaleña, el seleccionado comenzó a cobrar relevancia, gracias a los jugadores de ascendencia isleña que jugaban en Europa y que fueron convocados por el antes delantero tulipán.

A pesar de que Kluviert no continuó con el proceso, Remko Bicentini, su auxiliar, tomó el mando y consiguió su primer boleto a una Copa Oro, la de 2017, en la que también perdió sus tres encuentros y no logró marcar un gol.

Pero ese mismo año llegó el logró más relevante en la historia de esta joven Federación, la obtención de la Copa del Caribe, al derrotar en la Final a Jamaica por 2-1.

Liderados, por el arquero Eloy Room del PSV, el zaguero Cuco Martina del Feyenoord, el mediocampista Leandro Bacuna del Cardiff City y el delantero Rangelo Janga del Astana de Kazajistán, los caribeños llegan a su segunda participación del máximo torneo de selecciones de Concacaf, buscando mejorar su anterior presentación, y lo hacen en calidad de invicto en la Liga de la Naciones con cuatro victorias, 23 goles a favor y uno en contra y, después de conseguir dos victorias históricas, ambas por la mínima diferencia, ante Bolivia y Catar en choques amistosos.

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