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COLUMNA INVITADA
ALBERTO WOOLRICH
albertowoolrich@yahoo.com.mx
AHORA ESTA CUARTA TRANSFORMACIÓN TIENE QUE PRODUCIRSE EN LA JUSTICIA…
México, con la apertura de la cuarta transformación, en su horizonte jurídico ha emprendido un largo camino hacia un futuro incierto pero preñado de esperanza. En efecto es incontenible la voluntad popular por ver y descubrir un México libre de corrupción en sus recintos donde se procura e imparte justicia. Ha prendido tan hondamente en la conciencia y en la ilusión del pueblo, que ninguna oposición a ello va a resultar eficaz para evitarlo.
La cuarta transformación se impuso con el voto popular, ahora esta cuarta transformación tiene que producirse en la justicia. No existe forma posible de dar continuidad al régimen de corrupción que imperó en nuestras Palacios de Justicia, se tiene que romper de raíz con esa corrupción de jueces, magistrados, ministerios públicos y fiscales. Ahora se requiere que prevalezcan principios torales y valores diversos, la aplicación e interpretación del verdadero derecho para acceder a la justicia. La justicia y el derecho no pueden ser tributarios de mandatos de corrupción.
La experiencia de otros países nos da el ejemplo a seguir para poder meter en prisión a esos ministriles de justicia que la prostituyeron, creando cadenas de complicidades a fin de brindar impunidad a la delincuencia e inculpar a inocentes. Esa corrupción de antaño no va a poder, no debe poder sobrepasar las exigencias propias de la cuarta transformación, las exigencias de un verdadero estado de derecho cada vez más cercano al pueblo.
Esa experiencia internacional tiene que hacer vigente, verdaderamente, la separación de poderes, no sólo de palabra sino de hecho. Se tiene que contar con una cooperación activa e inteligente de los Colegios de Abogados, es un reto a una dificultad extraordinaria. No cabe ignorar la protección que en el ayer la justicia le brindó a políticos corruptos por conducto de aquellos Togados sumisos e inclinados al poder de la arbitrariedad e inexacta aplicación de la norma. Basta ya de cautelas y prudencias.
Basta ya de tanto excremento en el medio.