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Según la OIT, México presenta la tasa de falta de empleo más baja de América Latina en jóvenes de 15 a 24 años, lo cual, no equivale a que tengan garantizados todos sus derechos fundamentales.
POR DIEGO RAYA
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- México es, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el país con la tasa más baja de desempleo juvenil en América Latina, con solo un 5.9% de jóvenes entre 15 y 24 años sin trabajo. Esta cifra lo posiciona por delante de Ecuador (8.9%), Paraguay (14.1%) y República Dominicana (14.7%), mientras que Uruguay, con 28.1%, encabeza la lista de las tasas más altas. A pesar del dato bruto, la baja tasa de desocupación juvenil no es equivalente a empleos dignos, estables ni seguros.
En México, los jóvenes acceden a trabajos precarios, mal remunerados o sin derechos laborales garantizados. Muchos carecen de contratos formales, no están inscritos en sistemas de seguridad social y laboran en condiciones de informalidad. La Ley Federal del Trabajo establece que está prohibido contratar a menores de 15 años. Empero, se permite el trabajo a partir de los 15, siempre y cuando exista una autorización escrita de sus tutores, el empleo no interfiera con su educación y se respeten jornadas reducidas, entre otras medidas de protección. Aun así, estas condiciones se terminan por incumplir.
La explotación laboral infantil y juvenil persiste, especialmente en sectores como el comercio informal, la construcción, la agricultura y los servicios. De acuerdo con el INEGI, casi 4 millones de niñas, niños y adolescentes realizaron alguna actividad económica en 2022, y más del 70% lo hizo en ocupaciones no permitidas por la ley o en condiciones peligrosas. En la capital, organismos como la Comisión de Derechos Humanos (CDH) local han documentado casos de jóvenes empleados sin prestaciones en talleres clandestinos, cocinas económicas, transporte y bodegas. Algunas de estas actividades, según el organismo, implicaban jornadas extenuantes o contacto con materiales tóxicos, sin supervisión adecuada ni garantías de salud.
Por ejemplo, en 2020, revelaron que más de 84 mil niños y adolescentes de entre 5 y 17 años trabajaban en espacios públicos como la Central de Abasto, en muchos casos sin pago alguno y jornadas que superaban las 36 horas. En la Central de Abasto, la CDH reportó que el 40 % de quienes realizaban labores como recolección y carretilleros apenas tenía la primaria, y el 7 % ni siquiera estudiaba.
Por lo tanto, los casos detallados por el organismo incluyeron situaciones de mendicidad forzada, explotación por terceros ajenos a sus familias y largas rutas de trabajo que perjudicaban gravemente su educación y salud.
Así, aunque México tenga la tasa de desempleo juvenil más baja de América Latina, el fondo de la cifra es más profundo y preocupante.
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