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Por Juan R. Hernández
El Congreso capitalino aprobó la integración de la Comisión Permanente que sesionará durante el segundo receso de la III Legislatura. Lo relevante no es solo el trámite parlamentario, sino la pluralidad reflejada en la conformación: hay voces de todos los colores y matices, desde Morena hasta las asociaciones parlamentarias, pasando por PAN, PRI, PRD, MC, PVEM y PT. Un mosaico político que, aunque por momentos parezca ingobernable, es reflejo de una ciudad diversa.
Morena mantiene mayoría, como es natural, pero con contrapesos efectivos. Brenda Ruiz, Víctor Hugo Lobo, Rebeca Peralta, Nora Arias, Luisa Ledesma, Omar García, Leticia Haro… la lista confirma que habrá discusión, acuerdos y –esperemos– resultados. Porque en tiempos donde las diferencias políticas se magnifican, la existencia de un Congreso plural no solo es saludable, sino necesaria.
Y mientras en el recinto de Donceles se estructura el equilibrio legislativo, en las calles estalla la confrontación. El Gobierno capitalino anunció que denunciará penalmente a la diputada federal priista Mónica Sandoval, por encabezar la irrupción a un inmueble público en Peralvillo, donde se construye un albergue para migrantes. La acción, que incluyó violencia contra policías, fue calificada como “acto delictivo” por el secretario de Gobierno, César Cravioto.
Este episodio pone en evidencia los límites entre protesta y legalidad, entre representación y responsabilidad. La pluralidad debe ejercerse con respeto a las instituciones y a la ley. Ojalá el Congreso dé ejemplo de ello.
