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Cantar en el metro, tocar el acordeón, realizar malabares, limpiar los parabrisas y pedir limosnas, es su realidad diaria
JUAN R. HERNÁNDEZ
CIUDAD DE MÉXICO.- Este Día del Niño, mientras parques y escuelas se llenan de risas y festejos, María y José, de 10 y 8 años, recorren las estaciones del Metro con un acordeón, buscando unas monedas entre los pasajeros. Enriqueta, de apenas 9 años, extiende la mano en el Zócalo.
Sus historias no son aisladas: en la capital del país, 148 mil niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años trabajan, según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) del año 2022 del INEGI.
A nivel nacional, 3.7 millones de menores están en situación de trabajo infantil. De ellos, 4% (148 mil) están en la CDMX, una de las tasas más bajas del país, pero cada cifra esconde una infancia truncada por la necesidad.
LA INFANCIA PERDIDA
La rutina de estos niños no incluye juegos ni juguetes nuevos. Algunos empujan carritos de mercancía, otros hacen malabares en cruceros o visten trajes de “payasito” para mendigar unas monedas.
Muchos más, invisibles en las estadísticas, realizan quehaceres domésticos excesivos o cuidan a sus hermanos mientras sus padres buscan el sustento.
Según el estudio —realizado por el INEGI en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Secretaría del Trabajo (STPS), la infancia de estos pequeños se consume en trabajar.
Otros tantos, invisibles en las estadísticas cotidianas, realizan quehaceres domésticos pesados, cuidan hermanos mientras los padres salen a buscar el sustento.
La niñez les es arrebatada por la pobreza, la indiferencia y la falta de las políticas eficaces con casos en la Ciudad de México.
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