208 lecturas
Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
El descenso en el robo de vehículos en la Ciudad de México, al pasar de 32 casos diarios en 2018 a solamente 9 el año pasado, parecería razón suficiente para dedicarse a mantener la estrategia. Sin embargo, todas y todos requerimos y esperamos más resultados.
Frenar ese delito, sobre el cual prácticamente existe cifra negra relativamente muy baja, tiene un efecto positivo en la percepción ciudadana. También contribuye a la disminución de otros ilícitos estrechamente relacionados, como el fraude, la venta de autopartes robadas o la falsificación de documentos empleados para revenderlos.
Bajo ese criterio de profundización en los resultados, la Jefa de Gobierno de la capital nacional, Clara Brugada, instruyó una estrategia centrada en el combate a aquella incidencia delictiva.
Participan la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Fiscalía General de Justicia y la Consejería Jurídica, encabezadas por Pablo Vázquez, Bertha Alcalde y Eréndira Cruzvillegas, así como el C5 con la operación de cámaras y del número de emergencias 9-1-1.
Se integrarán nuevos arcos detectores de placas de vehículos robados, propuestas de reformas constitucionales para mejorar el control en la compra-venta y regulación más estricta en el mercado de autopartes.
Requerimos de un complemento indispensable: la denuncia ciudadana. La recomendación central es reportar inmediatamente a la línea de emergencias 9-1-1, donde se activa un protocolo de rastreo a través de las cámaras y se ingresan las placas del auto para posibilitar su detección por medio de los arcos.
En comparación con ciudades como Nueva York, donde se roban cuatro veces más autos, la CDMX tiene una estrategia integral para conducir a una mayor seguridad y causar un efecto cascada para ponerla más dura a los delincuentes.
