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Por Juan R. Hernández

Nada de lo imaginable alcanzó lo que se vivió en el Zócalo capitalino esa noche. Cuando un pueblo te abre sus brazos y sus corazones, el tiempo se detiene. Esa es la magia que el arte tiene: hacer que todo cobre sentido, que las emociones se entrelacen y las almas se unan. Fito Páez lo entendió a la perfección. Con su guitarra y su voz, llevó a los más de 80 mil asistentes en un viaje musical único. “No hay palabras, todo pasa y todo queda”, expresó.

Cada acorde, cada letra, cada suspiro compartido resonó en los corazones de todos los presentes. Temas como “El amor después del amor”, “Circo beat” y “Mariposa technicolor” hicieron vibrar el alma de los asistentes, quienes disfrutaron de un concierto que será recordado por siempre. Pero la noche no solo estuvo marcada por la música.

La jefa de Gobierno capitalino, Clara Brugada, reafirmó su compromiso con la defensa del maíz nativo, un acto de profunda relevancia para la cultura y soberanía del país. Desde Tlalpan, firmó un decreto oficial que declara a la Ciudad de México territorio libre de producción de maíz transgénico. “La defensa del maíz es la defensa del país”, subrayó dejando claro que el futuro de la nación está, en parte, ligado a la preservación de su identidad cultural y su soberanía alimentaria.

Mientras tanto, en otro ámbito de la política capitalina, la diputada Xóchitl Bravo hizo un llamado a la ciudadanía a participar activamente en la transformación del Poder Judicial.

A pocos días de cerrar el registro para el proceso de selección de jueces y magistrados, Bravo Espinosa destacó la importancia de este proceso para garantizar la independencia y calidad de la justicia en la capital. Con un registro que ya superó las 100 personas, la diputada invitó a más ciudadanos a unirse a este proceso que busca transformar una de las instituciones clave del país.

La música, la defensa del maíz y la transformación del Poder Judicial son reflejos de un mismo espíritu: el de un pueblo que se moviliza, que se conecta con sus raíces y que lucha por un futuro mejor.

Esa noche en el Zócalo no solo se vivió un concierto; se celebró la unidad, la cultura y el compromiso por un México más fuerte y libre.

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