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Por Ricardo Sevilla
Hace algunas semanas, había un agresivo regimiento de comentócratas que opinaban que la Constitución era intocable. Y celebraban, incluso, el discurso de algunos ministros, jueces y magistrados incendiarios que pensaban de esa manera.
Pero ahora, para proteger sus privilegios y sus sueldos millonarios, los juzgadores han cambiado de opinión. Y, desde luego, también los opinólogos que reciben chayote del Poder Judicial.
Ahora, estos personajes no tienen pudor en cambiar el discurso y opinar todo lo contrario.
Hoy no sólo quieren modificar la Constitución, sino que la impugnan, la minimizan y le regatean su valor.
Y no sería exagerado decir que, prácticamente, quieren pasar por encima de ella.
Y uno de los personajes que quieren atropellar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es precisamente el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá.
Alcántara Carrancá ha salido a presentar un proyecto donde le propondrá al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidar la elección popular de jueces y magistrados a nivel federal y local prevista en la, ya no digamos en él el proyecto de Reforma al Poder Judicial, sino al texto constitucional.
Este ministro, en un despliegue de ignorancia que sonroja, dice que este proyecto trata, en su entraña, de frenar la “crisis constitucional actualmente en curso”.
Y agrega que lo que él propone es “un ejercicio de autocontención” hasta que esté de vuelta “la normalidad institucional de las relaciones entre los Poderes de la Unión”.
Y uno se pregunta: ¿Acaso la Constitución puede ser inconstitucional?
¿Acaso un ministro conservador puede estar por encima del poder constitucional?
Desafortunadamente, estos miembros del Poder Judicial siempre han tratado de pasar por encima de la voluntad del pueblo.
¿Qué parte de “el texto Constitucional no puede ser impugnado ni suspendido ni eliminado ni cambiado por el Poder Judicial ni ninguno de sus miembros” no entiende la oposición ni muchos jueces, ministros ni magistrados?