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Por Eduardo López Betancourt
Tuve el privilegio de ser abogado y aún más, amigo de un hombre extraordinario, como lo fue Mario Moreno Reyes, “Cantinflas”.
Manejé los asuntos legales de quien tuvo una vida ejemplar, siempre con gran sentido de amistad y cariño. Miembro de una familia numerosa, Mario optó por buscar mejores opciones para favorecer a los suyos, pero jamás olvidó su origen, siempre tuvo la mano amiga y generosa para quienes acudieron en busca de su auxilio, así, realizó infinidad de obras sociales benéficas. Fue una verdadera satisfacción ser de sus afectos cercanos y confidente, donde lo que más admiré, fue el de ser un padre ejemplar, su hijo Mario Arturo fue su orgullo, al margen de comentarios bajos, vulgares y falsos, siempre mantuvo altura de miras. En su postura paternal, aceptó que en ocasiones tuvo fallas que constituyeron un quebranto y angustia para el niño.
Trabajador como pocos, en algún momento de su vida fumó en exceso y el tiempo se lo cobró, fue ajeno al alcohol, a las parrandas y a los abusos, siempre respetó a su única esposa, Valentina Ivanova, nunca volvió a casarse y, por el contrario, se ocupó de cuidar a su vástago.
Produjo una gran fortuna, en particular por ser dueño de sus propias películas, aún las de habla inglesa. Fue amigo de Lyndon B. Johnson y tal vez el único mexicano que ha dormido en la Casa Blanca; también, tuvo el privilegio de una íntima amistad con Charles Chaplin, quien señaló sobre “Cantinflas”, que era el cómico del optimismo y él (Chaplin) a su vez se autonombraba el comediante de la derrota y el pesimismo.
Viajé con Mario y conocí el amor que le tenían a España, así como su hermosa residencia en esas tierras. De sus cuantiosos bienes, su único heredero fue Mario Arturo y subrayó, no faltaron los parientes sinvergüenzas que se hicieron pasar por herederos y al final, lograron la más alta perversidad de acabar con los bienes y la vida del propio Mario Arturo Moreno Ivanova, el único y verdadero amor de mi gran amigo. Por cierto, aquellos pillos que se dicen su familia, quieren seguir lucrando con la figura del “Gran Mimo de México”.