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Por Ricardo Sevilla
Una y otra vez, durante su Conferencia Mañanera, el presidente López Obrador ha criticado duramente a Agustín Carstens. Pero ¿quién es el exsecretario de Hacienda de Felipe Calderón?
Hagamos memoria: durante el mandato de este itamita como gobernador de Banxico (2010-2017), el banco central tomó decisiones que impactaron perniciosamente en la economía de México.
Y una de las decisiones más polémicas de Carstens fue mantener altas tasas de interés, con el (mentiroso) objetivo de “combatir la inflación”. Sin embargo, la decisión del rubicundo Carstens terminó afectando el crecimiento económico del país, ya que las altas tasas de interés, como era de esperarse, desincentivaron la inversión y el consumo.
Pero eso no fue todo. En 2008, Carstens (que es visto con enorme respeto en la derecha) no supo manejar la crisis financiera que enfrentó nuestro país.
Y aunque México logró salir relativamente ileso de la crisis, algunos analistas (incluso neoliberales) argumentan que esto, en realidad, se debió más a la fortuna que a las decisiones tomadas por Carstens.
Por si fuera poco, Carstens siempre destacó por su falta de transparencia y comunicación. Durante su mandato en Banxico, por ejemplo, fue un sujeto hermético y proclive a desdeñar a los medios de comunicación. Esto generó desconfianza y especulación en torno a las decisiones del banco central.
Por si fuera poco, Carstens tampoco supo manejar la política cambiaria. Durante su gestión, el peso mexicano se depreció significativamente frente al dólar, lo que afectó el poder adquisitivo de los mexicanos y aumentó los costos de las importaciones.
Y aunque la depreciación del peso fue en parte resultado de factores externos, como la política comercial de Estados Unidos, algunos analistas argumentan que el Banco de México podría haber hecho más para estabilizar el tipo de cambio.
Y, aunque en los mentideros de la derecha, han intentado lavarle la cara, lo cierto es que, como secretario de Hacienda (calderonista) y gobernador de Banxico, el señor Carstens jamás consiguió que México pudiera lograr un crecimiento económico sostenido.
¡Y así pretenden lavarle el pringoso rostro al señor Carstens!
