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Por Ricardo Sevilla
Recientemente, en la FIL de Minería, trabajadores del stand de la UNAM denunciaron la corrupción y el nepotismo con el que se conduce Socorro Venegas, titular de la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM.
Hace unos días, María del Socorro Venegas, amiga de Jorge Volpi y Rosa Beltrán, fue señalada por no pagar horas extras a sus colaboradores y de usar los recursos de la UNAM para costearse placenteros viajes con el pretexto de promover la lectura.
“Directora Socorro: sus viajes en un solo pago y el tiempo extra en abonos” y “Fuera Socorro Venegas de Fomento Editorial”, se leía en algunos de los carteles que, hace unos días, fueron colocados en el stand de la UNAM, en la FIL de Minería.
Y, en efecto, más allá de promover la lectura, Venegas sale a promover sus propios libros, como en el caso de Vindictas, un volumen que reúne la obra de 20 cuentistas latinoamericanas, prologado y, curiosamente, editado por la propia Venegas.
Socorro Venegas, quien nació en San Luis Potosí en 1972, ha gozado de becas y premios institucionales desde 1995. Es decir: desde hace casi treinta años.
Pero las cosa no para ahí. Venegas ha aprovechado su amistad con Rosa Beltrán (actual coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM y con el excoordinador de esa misma dirección, Jorge Volpi Escalante, para obtener premios y alianzas que la catapulten.
En 2009, por ejemplo, a través de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, Venegas aprovechó para publicar uno de sus libros: “La noche será negra y no será” (Ediciones Era, UNAM, 2009).
La lista de gastos de Socorro Venegas en el FCE es grande.
Entre 2015 y 2017 Venegas supo extraer hasta el más mínimo recurso de la Institución solo por estar presente y por viajar.
Y esos vicios los arrastró a la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, adscrita a la Coordinación de Difusión Cultural que dirige su amiga Rosa Beltrán, y que dirigió su también cercano amigo Jorge Volpi.
Por si fuera poco, Venegas ha hecho buenas amistades entre los jurados de ciertos premios literarios.
Pese a la mediocridad de su obra, le han concedido galardones como el Premio de Poesía y Cuento Benemérito de América 2002 y el Premio de Novela Carlos Fuentes 2004.
Y así es como, lamentablemente, los “intelectuales” y la casta dorada de la UNAM dilapida los recursos de la cultura.
