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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
El Poder Judicial -todos lo saben- está lleno de corrupción. Se supone que debería ser la institución que representara la justicia, la equidad y el respeto a las leyes, pero está muy lejos de serlo. Está cooptado por personajes que no se preocupan por el pueblo ni porque éste tenga justicia.
El caso del fiscal de Morelos, Uriel Carmona, es emblemático. Se la acusó de “probable participación en delitos contra la procuración y administración de justicia”, y hay pruebas al respecto. Pero los jueces han sido omisos, y lo han defendido. Tan es así que lo han liberado ya cuatro veces.
Es evidente que hay corrupción en ese caso, y que el Poder Judicial no ha actuado como debería. Al contrario, ha mostrado impunidad. Es innegable que el Poder Judicial precisa una reforma que lo limpie para que sea realmente un poder que pugne por la justicia para la gente y no por la impunidad para unos cuantos potentados.
Por eso la Coordinadora de los Comité de Defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, afirmó que la liberación de Uriel Carmina significa que “el Poder Judicial está por la impunidad. En vez de procurar, de hacer justicia, pues está a favor de la impunidad en nuestro país. Por eso tiene que reformarse el Poder Judicial”.
Las próximas elecciones no sólo son la contienda para decidir quién será la presidenta del país, sino para decidir si se quiere que haya cambios radicales en el Poder Judicial.
Sí, es la esencia el plan C, del cual ha hablado Andrés Manuel López Obrador, y es que se precisa que Morena y sus aliados tengan mayoría en el Congreso para así poder hacer los cambios constitucionales que se requieren. Ya México no resiste más corrupción en el Poder Judicial. Nos merecemos jueces justos, no corruptos. Y ese cambio radical sólo se hará con el voto de la gente.
En el 2024, la gente decidirá si hace un cambio radical en el Poder Judicial. Confiemos que el pueblo lo querrá.
