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Sebastián Ramírez Mendoza
Los nuevos libros de texto gratuitos han detonado largos debates en las últimas semanas, algunos válidos y muy interesantes, y otros que poco suman a la discusión pública, y en los que comunicadores y medios de información han participado con un rol que ha sido fundamental. Los hay quienes aseguran un supuesto virus del comunismo en los contenidos, y quienes más responsablemente replican el mensaje de las conferencias vespertinas del grupo de expertos que elaboró los nuevos libros.
Algunos gobernadores como Enrique Alfaro de Jalisco y Maru Campos de Chihuahua han manifestado que en sus entidades no se entregarán los nuevos libros de texto a pesar de que hacerlo no es solo una facultad, sino también un deber del Ejecutivo Federal a través de la Secretaría de Educación Pública. Incluso han recurrido al Poder Judicial para respaldar su determinación, misma que el Presidente López Obrador, como ha informado, va a respetar.
Es sabido que, para los anteriores gobiernos, la edición e impresión de los libros de texto representaba un negocio millonario en contubernio con las empresas, y también que los antiguos contenidos poco respondían a la realidad actual, y poco provocaban el pensamiento crítico en los procesos de aprendizaje. Lo anterior es precisamente lo que busca la Nueva Escuela Mexicana: una formación crítica, pero también sensible de los fenómenos sociales que hoy vivimos, privilegiando la tolerancia, la inclusión, la conciencia de clase y el fortalecimiento de la cultura cívica. La escuela no debe representar solo un trámite a cumplir para alcanzar cierta movilidad, sino un espacio formativo en lo académico, pero también en lo social, que contribuya a tener comunidades más justas, igualitarias y fraternas.
Es importante aprovechar este espacio para invitar a las madres y padres de familia, así como a las y los docentes especialmente de Jalisco y Chihuahua a pedir los nuevos libros de texto en sus escuelas. No caigamos en la desinformación cuando se trata de la formación y el futuro de nuestras niñas y niños.
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