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Abraham Mendieta
Continúa el berrinche opositor por algo tan sencillo como unos libros de textos gratuitos que no gustaron a los sectores más conservadores de la sociedad: y mientras el Presidente López Obrador, feliz de que sean sus temas y decisiones los que marquen la agenda política del país.
La oposición necesita urgentemente alguien con quien pelear, porque si no, desaparecen de la conversación pública, y el problema es que cuando eligen a AMLO como adversario, pierden todas las batallas. Quizá por eso decidieron que unos libros serían su nuevo enemigo público.
Desgraciadamente para la oposición, ya se han peleado con los libros anteriormente y no han tenido mucho éxito. En Chihuahua, por ejemplo, la gobernadora panista cerró la librería de su antecesor como venganza política y solo logró que hasta las personas de izquierda que no necesariamente simpatizaban con el exgobernador, también panista, se solidarizaran con él.
Y es que la imagen de alguien quemando o destruyendo un libro, como pidió el dirigente nacional del Partido Acción Nacional no parece ser la mejor bandera de campaña: recuerda imaginarios muy violentos, episodios pasados que la humanidad superó hace demasiados años, y que evocan odio y falta de tolerancia por todas partes.
En esta discusión, el Presidente López Obrador tiene nuevamente todas las de ganar, por una razón muy sencilla: la del poder real. Aunque la gobernadora de Chihuahua diga (sin facultades legales para hacerlo) que esos libros no se van a repartir en “su estado”, la Cuarta Transformación gobierna en 23 estados, entre ellos los dos más poblados del país, y tiene bastantes gobernadores “amigos” entre los pocos que aún portan las siglas opositoras.
La batalla de las narrativas es muy clara: unos buscan quemar y arrancar las páginas de los libros, otros ofrecen libros de texto gratuitos, realizados colaborativamente por maestros y padres, que se entregan de manera gratuita a todas las niñas y niños en edad formativa.
Esta vez es imposible equivocarse de bando, pero más allá de lo evidente, el Presidente hace el perder el tiempo a la oposición mientras Adán Augusto, Claudia, Marcelo y el resto de aspirantes recorren el país.
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