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Jorge Gómez Naredo
Durante los últimos cinco años los de oposición han buscado, por todos los medios posibles, descarrilar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Han intentado de todo: guerra sucia en los medios de comunicación, mentiras por todos lados en las redes sociales, argucias jurídicas para impedir que los proyectos del gobierno avancen, denuncias para impedir que el presidente haga o diga algo, y un largo etcétera. Y nada, absolutamente nada les ha funcionado. Por eso están tan enojados.
Ahora, con lo que ellos mismos han bautizado como el “efecto Xóchitl Gálvez”, piensan que pueden impedir la continuidad de la Cuarta Transformación. Por eso han invertido en tan poco tiempo tantos recursos para inflar a la panista. Los publicitas que laboran con la gente de oposición ha creado un producto electoral para venderlo como si fuera algo nuevo en un supermercado.
Así pues, Xóchitl Gálvez ha sido presentada como una mujer del pueblo, humilde, de orígenes indígenas, que siempre ha estado cercana a la gente, que es un ejemplo de superación, que no es corrupta, que es echada para delante, y que es muy populachera. La venden así, y quieren que la gente piense que eso que dicen de ella, es la realidad.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Y ese producto que tanto inflaron, se les está desinflando. Y no saben ya qué hacer. La quieren convertir en mártir, y afirman que está sufriendo “ataques” del gobierno federal, y que incluso “todo el Estado” está detrás de ella. Pero eso tampoco les ha funcionado.
Están desesperados porque, por un momento, pensaron que Xóchitl podía ser su salvación, y se dieron cuenta que no. Le invirtieron mucho dinero, pero ya se está desfondando. Ahora no saben qué hacer. Buscan por todos los medios regresar al poder, pero han intentado todo y nada les ha salido.
¿Qué sigue? No entienden que una oposición que se dedica sólo a criticar lo que un gobierno hace a favor del pueblo, es una oposición destinada a perder siempre. Pero allá ellos.
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