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Jorge Gómez Naredo
Pensaron que Xóchitl Gálvez iba a ser una aspirante que les duraría mucho. No le veían tantos puntos débiles: podían presumir su supuesto origen indígena y su supuesta pobreza cuando era niña. Podían alardear con eso de que “era echada para delante” y que no tenía tras de sí ningún escándalo de corrupción.
Pensaban que era la aspirante ideal para desgastar a Morena y a quien sea el candidato o la candidata de ese partido. Pero Xóchitl les duró poco.
El jueves 6 de julio, en la revista digital Polemón, los reporteros César Huerta y Jorge Covarrubias publicaron un texto donde evidencian que la senadora del PAN se benefició durante más de 18 años con contratos de los gobiernos del PRIAN.
La aspirante a la candidatura del PRI-PAN-PRD a la presidencia de la República fundó con sus familiares dos empresas (High Tech Services S.A. de C.V y Operación y Mantenimiento de Edificios Inteligentes” -OMEI-) con las cuales se ha hecho millonaria vía contratos gubernamentales. Además, fue funcionaria pública e incurrió en conflicto de interés.
Durante el gobierno de Vicente Fox, cuando fue nombrada funcionara de alto nivel como encargada de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, su empresa High Tech Services recibió contratos por más de un millón de pesos. Y su otra empresa, OMEI, se fue con más de 4 millones de pesos. Esto fue un serio conflicto de interés, pues ella era alta funcionario de ese gobierno, y sus empresas recibían contratos de éste.
Las empresas de Xóchitl Gálvez recibieron además del gobierno de Felipe Calderón contratos por casi 10 millones de pesos; y del gobierno de Enrique Peña Nieto, casi 17 millones de pesos.
Es decir, Xóchitl ha sido, durante más de 18 años, contratista del gobierno. Y hoy quiere ser presidenta del país.
Así pues, la que pensaban que iba a ser la aspirante impoluta que iba a derrotar a Morena, pues salió muy débil, y ahora no saben ni cómo hacerle para limpiarle la imagen.
Sí, a Xóchitl Gálvez la inflaron en tres semanas, y se desinfló en una.
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