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Jorge Gómez Naredo
En mayo de 2018, Celia Lora, hija del emblemático cantante del Tri, Alex Lora, contó así que un amigo piloto no había llegado con ella a un programa de radio: “Es un pendejo, es un pendejo porque le dije ahorita que viniera, pero estaba volando con tu tío, el Peje, y le dije: ‘mátalo por favor’”.
En octubre de 2020, en una entrevista que Pedro Ferriz de Con le hacía al escritor Francisco Martín Morena, éste afirmó: “yo por eso propongo y aquí concluyo Pedro, si se pudiera regresar a la época de la inquisición, yo colgaba a cada uno, no colgaba, quemaba vivo a cada uno de los morenistas en el zócalo capitalino, Pedro, te lo juro. Además, otra cosa, quien vote por Morena el año que entra, será también un traidor a la patria, porque si no se duelen tampoco los votantes por lo que está sucediendo en este país y votan por ellos, habrán perdido el derecho a quejarse, y serán iguales que ellos, que cada uno de los morenistas, Pedro”.
Hace unos días comenzó a circular un video donde el cantautor de origen cubano, Francisco Céspedes, afirma: “Cuando uno viene de un país que tiene mucha necesidad, cuando hay un presidente que invita el 15 de septiembre a un dictador cubano y lo pone por encima de los…, no sé, o sea, tú puedes invitar a cualquier presidente, pero no ponerlo como el máximo, porque por eso entonces me cae muy mal ese tipo y ojalá que se muera”.
Estos tres ejemplos evidencian el odio hacia Andrés Manuel López Obrador y hacia los seguidores del hoy presidente de México. Es un odio irrefrenable que los hace emitir comentarios no sólo violentos, sino racistas, clasistas y llenos de discriminación.
Ahora bien, ese odio a AMLO no es sólo de estas personas: la derecha, durante años, ha difundido odio hacia el tabasqueño en los medios de comunicación que controla, que son en realidad casi todos. Llevemos años recibiendo en esos medios la consigna: “odia a AMLO, odia a AMLO, odia a AMLO”.
Ese odio, en realidad, no es racional, y está basado en mentiras. Pero ahí está, y mucha gente lo siente. Y lo ejerce. Son minoría, pero ahí están, odiando todos los días.