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abril 25, 2024

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Arreando al Elefante | UNAM avaló construir el NAIM por 270 mdp

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Ricardo Sevilla 

Con el aval de Enrique Graue y de Luis Agustín Álvarez-Icaza, la UNAM recibió más de 270 millones de pesos por respaldar la construcción del fallido Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). En octubre de 2017, a través de un convenio de colaboración, el Instituto de Ingeniería de la UNAM se comprometió, con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, S.A. de C.V. a realizar “Investigaciones y estudios especiales relacionados con aspectos
geotécnicos del diseño y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”.

El documento, respaldado por Graue y firmado por William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, y Luis Agustín Alvarez-Icaza, en ese momento director del Instituto de Ingeniería, acordó un pago por 240 millones de pesos, más 38 millones 400 mil pesos, haciendo un total de
278 millones 400 mil pesos.

En dicho convenio, que tuvo una vigencia de año y medio (del 1 de junio de 2015 al 31 de diciembre de 2016), la UNAM llevó a cabo investigaciones y estudios especiales “relacionados con aspectos geotécnicos del Nuevo Aeropuerto, en el vaso del exlago de Texcoco”. El Instituto de Ingeniería participó, entre otras cosas, en las pruebas de campo, en el monitoreo de tramos de prueba y en la evaluación de la problemática geotécnica del drenaje del predio con el fin de resolver si era viable, o no, construir en ese predio el NAIM.

Pero los estudios no arrojaron resultados favorables. “Era desalentador ver que a los empresarios del Nuevo Aeropuerto no les interesaba atender nuestras observaciones y, francamente, todas se las pasaban por el arco del triunfo”, asegura un ingeniero que participó en la investigación. Las conclusiones fueron categóricas: un subsuelo arcilloso, alta salinidad, alta frecuencia sísmica, poca resistencia al esfuerzo y, para colmo de males, hundimiento regional.
“Construir el NAIM era un costosísimo error”, aseveran.

“Pero había más de 278 millones que inspiraron a la burocracia dorada de la UNAM, y a su representante legal, Enrique Graue, a decirnos que nos hiciéramos de la vista gorda y avaláramos la construcción del NAIM”, nos cuentan.

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