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mayo 02, 2024

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Arreando al Elefante | Aguilar Camín, ¿intelectual o mercachifle?

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Ricardo Sevilla 

El presidente López Obrador ha dicho que no conoce a ningún intelectual que sea más rico que Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín. Y no se equivoca. Los dueños de Letras Libres y Nexos han amasado una auténtica fortuna. Y no se debe precisamente al éxito en ventas de sus revistas,  que, a decir verdad, ya solo leen los onanistas  que componen ambos grupúsculos.

Aguilar Camín, por ejemplo, fue uno de los contratistas consentidos del sexenio de Enrique Peña Nieto. Durante esa administración, su empresa, Nexos Sociedad Ciencia y Literatura S.A. de C.V., logró obtener contratos demencialmente lucrativos. Y todos por adjudicación directa. Entre los clientes del dueño de Nexos se encontraban: la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Educación Pública, la Lotería Nacional, la Secretaría del Trabajo, el Gobierno de la CDMX y el TEPJF.

Y aunque los ingresos más altos de Aguilar eran obtenidos a través de contratos con la federación, el dueño de Nexos no se conformó con sangrar al erario nacional. Como el habilidoso mercachifle que es, también
extendió sus viscosos tentáculos hacia los gobiernos estatales y municipales. Fuentes que, no hace mucho, trabajaron en la empresa Nexos Sociedad Ciencia y Literatura S.A. de C.V nos aseguran que, en esa época,
Aguilar Camín exigió a Bernardo Ortigoza Díaz , actual director de administración de la revista Nexos, que no aceptara contratos menores al medio millón de pesos. “Como era el intelectual orgánico del PRI, se daba el lujo de rechazar cifras menores, porque las consideraba ínfimas”, aseveran.

Y no mienten, porque al revisar los contratos que en esa época firmó Bernardo Ortigoza Díaz, representante legal de la empresa de Camín, nos damos cuenta de que, en efecto, ninguno es menor a los 500 mil pesos.
Y es que “el corruptazo de Aguilar Camín se jactaba de tener una estrecha amistad con todo el gabinete de Enrique Peña Nieto, en especial con los secretarios de Educación del peñato: Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño Mayer y Otto Granados Roldán”. Y de ahí, seguramente, que el autor de Morir en el golfo sea tan próspero. Y, claro, tan repugnante e invenciblemente corrupto.

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