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Un 18 de abril de 1969, el ‘Mantequilla’ Nápoles logró su más grande deseo, ser campeón del mundo cuando venció a Curtis Cokes en 13 asaltos
Ernesto Castellanos Galván
El boxeo mexicano celebró este 18 de abril un año más de aquella noche en la que José Ángel Mantequilla Nápoles se coronó campeón mundial de peso welter, al derrotar al norteamericano Curtis Cokes en El Forum de Los Angeles, y de eso ya pasaron 54 años, más de medio siglo.
El triunfo de José Ángel marcó un nuevo derrotero del boxeo mexicano aquel 18 de abril de 1969. Hasta antes de su coronación, los campeones mundiales mexicanos caían a cuenta-gotas, pero después del triunfo de Nápoles los monarcas del boxeo nacional llegaron en cascada.
Antes de Mantequilla, México había visto coronarse a partir de 1933 a Batling Shaw, Juan Zurita, Lauro Salas, Raúl Ratón Macías, José Becerra, Vicente Saldivar, Ultiminio Ramos, y Efrén Alacrán Torres. Ocho en total. Hablamos de campeones hechos en México, por eso incluimos a los cubanos Mantequilla y Sugar Ramos.
UN GRANDE DEL RING
Nápoles debe ser incluido entre los mejores 20 boxeadores de todos los tiempos. No solo por haber sido un formidable campeón del mundo, sino también por la inmensa calidad que desplegaba en el cuadrilátero. Fue un maestro del ataque, sus combinaciones a dos manos eran dos proyectiles cargados de dinamita, y su forma de tirar el bolo punch, en forma espectacular y perfecta la hicieron ingresar al selecto club de los astros del ring que supieron lanzar ese golpe. Es un gancho que viaja de abajo hacia arriba como un uppercut, pero por su trayectoria, es más letal.
Defensivamente Nápoles solía quitarse los golpes del rival con elegantes movimientos de cintura o de cabeza, para enseguida pasar a la ofensiva. Es difícil encontrar en esta época un peleador que maneje la técnica como él. Y de antaño, encontramos a unos cuantos, como Ray Robinson, Joe Louis o Jack Johnson, por ejemplo.
Si el boxeo mexicano floreció a partir de ese año de 1969, se debió a que el promotor griego George Parnassus decidió hacer sus funciones con base en los boxeadores mexicanos. Él fue el primero en percatarse que los púgiles aztecas eran un filón de oro en Estados Unidos, especialmente en California, debido a los millones de mexicanos y chicanos que los seguían, situación que persiste en nuestros días.
COKES, la víctima de nápoles
Curtis Cokes era el favorito para ganar la pelea. Se desconocía la gran calidad del nacido en Santiago de Cuba. Mantequilla Nápoles desplegó esa noche una de sus mejores exhibiciones, y tras ofrecer un concierto de boxeo finalmente noqueó en trece asaltos al púgil estadounidense. De esa forma arrancaría su venturosa carrera en la que hizo quince defensas en dos etapas. Nápoles perdió el campeonato el 3 de diciembre de 1970, cuando le pusieron una celada. Defendió su corona de las 147 libras ante Billy Backus en Syracuse, Nueva York, en donde réferi, comisionados, médico de ring y jueces se confabularon para que perdiera el cetro. Backus asestó cabezazos una y otra vez a Nápoles, sin que nadie pusiera orden, y a Mantequilla le pararon la pelea en el cuarto asalto.
Por fortuna se montó la revancha para el 4 de junio de 1971 en El Forum de Los Angeles, y Nápoles se impuso por nocaut en cuatro rounds. Le devolvió la moneda a Backus, pero mediante una exhibición de boxeo, pegue y deseos de venganza. Es de las peleas en las que ha aflorado el mejor Mantequilla. Cuando acabó la pelea Nápoles gritaba lleno de felicidad: “Mío, mío, mío”, refiriéndose al campeonato del mundo.
Eso y mucho más fue José Angel Nápoles. Nápoles nació el 13 de abril de 1940, y falleció el 16 de agosto de 2019. Vivió 79 calendarios. Al retirarse dejó un envidiable récord de 81 victorias y 7 derrotas. Nunca empató. Ganó 54 pleitos por nocaut. Peleó de 1958 a 1975, en total 17 años.
PREMIO
Tras coronarse campeón, Mantequilla Nápoles, recibió la llamada del Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, quien le ofreció dinero y regalos lujosos, pero el cubano le pidió ser mexicano
