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Dos sicarios asesinaron a padre de familia frente a su esposa e hijo
Deyanira Carmona.
Dos sicarios a bordo de una motocicleta le dieron alcance a un mini Cooper, con placas PE3697, en calles de Cuautitlán Izcalli, eso fue lo que captó una cámara de videovigilancia, con la cual quedó grabada la muerte de Jonathan Jiménez, apodado El Jhony.
Antecedentes
Después de una semana pesada de trabajo y preocupaciones, Jonathan y su esposa Samantha Rodríguez decidieron que aquella tarde sería familiar. “¿Qué te parece si vamos a visitar a mi primo?” dijo Jonathan a Samantha, “¡Si vamos, estaría bien!”, respondió la mujer mientras su hijo Carlitos (Nombre ficticio utilizado para salvaguardar la integridad de la víctima) de 15 años, terminaba de desayunar.
Fue así que, una hora después los integrantes de la familia subieron a su vehículo y salieron de su domicilio con ganas de ver a sus seres queridos, a los que llevaban varios meses sin verlos.
Cuando la familia se desplazaba sobre la avenida Hidalgo, en la colonia Valle de las Flores, jamás imaginaron que algo terrible se avecinaba, pues a lo lejos una motocicleta con dos tripulantes a bordo se acercaba a toda velocidad.
Pero ni Jonathan ni Samantha, ni mucho menos Carlitos, se imaginaron que sus vidas correrían peligro, sin embargo, segundos después los sujetos los interceptaron y sacaron de entre sus ropas dos pavorosas armas de fuego.
Los sicarios apuntaron contra la familia, pero la cabeza por la que iban era la de Jhonathan, el cual se encontraba indefenso, pues era quien conducía el automóvil.
“Dos hombres llegaron y les dispararon en repetidas ocasiones a las personas que venían dentro del carro, todos los transeúntes corrimos para ponernos a salvo, pues nos dio miedo que una bala nos alcanzara”, señaló una testigo que quedó en medio de la balacera.
Crimen
Los sujetos no tuvieron piedad y uno de ellos, se fue directamente contra Jonathan, a quien le disparó dos veces a quemarropa en su cuerpo.
“Papá, ¿Qué está pasando?, ¡Papá!”, gritó Carlitos mientras se agachaba en la parte trasera del vehículo, dos segundos antes de que una bala impactara en la pierna de su madre, “¡Madre por favor, no, no te me vayas!”, decía el niño llorando.
Samantha, asustada por la sangre que corría de su cuerpo y el de su marido, lloraba desesperada y al tratar de hablar con Jonathan se percató de algo que le destrozó el alma, “¡Despierta mi vida, despierta, por favor!”, decía la mujer, pero tristemente ya era demasiado tarde, pues El Jhony ya no estaba en este mundo. La pobre mujer estaba tan mal que no se percató que los homicidas ya se habían dado a la fuga.
Testigos muy asustados solicitaron el apoyo de policías y del personal de salud, quienes arribaron al lugar minutos después y trasladaron a Samantha a un hospital de la zona.
El menor, sumido en una crisis nerviosa, miraba el cuerpo sangrante de su padre frente al volante y con lágrimas en los ojos suplicaba: “¡No te mueras papá, no te vayas… por favor!”, pero sus lamentos se perdían entre el ulular de las sirenas de las patrullas y ambulancias que llegaron al lugar del crimen.
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