Síguenos

¿Qué estás buscando?

mayo 02, 2024

Seguridad

Se despide de la Virgen de Guadalupe antes de morir

Visitas

Sujetos golpearon de forma brutal a un sujeto hasta causarle la muerte, frente a un altar de la Virgen de Guadalupe.

Redacción Grupo Cantón.

Coruña y Mariano Beristáin son los nombres de las calles donde aquel hombre vio por última vez la luz del sol. El manto de la Virgen cubrió a aquel sujeto y lo guio por el camino que las almas recorren cuando su paso por la tierra ha terminado. Con las manos abiertas la Morenita lo recibió y lo abrazó cuando el latir de su corazón se paró. Mucha gente que pasaba y lo miraba susurraba “mira a ese pobre hombre, ¿Estará dormido?” y continuaban su camino apresurado, quedándose con la duda e imaginando que más tarde se levantaría de la banqueta. Doña Rosita, la de la tienda de la esquina, dijo que el pobre hombre apareció tirado desde la mañana y afirmó que en su vida lo había visto. “Ni cómo avisar a sus familiares”, confesó, “Al menos está al lado de el altar de la Virgen”, pensó en voz alta.

ALTAR

Los tenis desgastados de color blanco con rayas negras, el pantalón de mezclilla flojo y la sudadera negra, cubrían todo el cuerpo del sujeto y, no dejaban ver los terribles moretones que su cuerpo presentaba, ni siquiera dejaba a la vista la sangre ya molida en sus codos ni en las rodillas, pues el fuerte sol había hecho que el líquido hemático se secara. Pero, al lado de él, se encontraba un pequeño altar, con un espejo repleto de flores rojas el cual protegía a una mujer con una luz dorada y con un manto verde lleno de estrellas brillantes, que fue testigo de la muerte de aquel hombre.

MUERTE

“Ya cruzó la banqueta”, dijo Ricardo “N” a Mauricio “N”, mientras acechaban a su víctima, a la cual venían siguiendo desde cuadras atrás. “Cuando cruce corremos y no lo chingamos, ¡Ya son varias las que me debe ese wey!”, añadió Mauricio, quien desde meses atrás ya tenía pensado cometer el crimen. “Cámara, wey, ¡Esto es en corto!”, gritó y a toda velocidad corrieron en dirección al hombre, “¡Ya valiste madres, pendejo!”, expresó con furia Mauricio, quien lo apañó de la sudadera y con mano firme le tiró el primer madrazo. “¡No que muy culero!, grito Ricardo, mientras le soltaba un rodillazo en el estómago. “¡Déjenme en paz culeros, yo no les he hecho nada!”, gritaba la víctima, mientras recibía otra andanada de golpes. “¡Ya tíralo, cabrón!”, expresó Ricardo, por lo que Mauricio de una patada en las rodillas hizo que el pobre hombre, cayera al suelo. “¡Ya valiste madres!”, gritó Mauricio, al tiempo que lo pateaba una y otra vez, hasta que ambos, cansados de golpearlo, lo dejaron tirado y abandonado a su suerte, pues creyeron que nadie los había visto, pero ellos saben bien, que la Virgen fue testigo de su atrocidad y que existe la justicia divina.

AGONÍA

Una vez que escuchó a lo sujetos alejarse, el hombre dejó la posición fetal, se estiró y se quitó las manos de la cabeza, “Me entrego a ti Virgen Santa, tú que fuiste testigo de todo, conoces mis pecados y sus pecados, queda en tus manos la justicia”, dijo el hombre mientras daba su último suspiro.

 

 

 

 

 

 

Te puede interesar.

Procesan a uno tras asesinato de mujer trans.

Te puede interesar

Advertisement