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mayo 04, 2024

Voces

Echados en la hamaca | ¿Qué sigue? Defender la decencia

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Antonio Attolini Murra 

La politiquería no puede ni debe tener cabida en la discusión pública bajo ninguna circunstancia. Esencialmente, porque nos distrae del encargo de hacer de México un país normal y que funcione para satisfacer las necesidades y exigencias de su pueblo. Menos aún debería tener cabida la politiquería, cuando en medio de ella, quedan suprimidas las exigencias por verdad y justicia de las víctimas en nuestro país.

Por eso considero que en cualquier consenso republicano y democrático, todos deberíamos reconocer un mínimo piso de decencia que convoque a las personas decentes a hacer política.

Por eso, sostengo que los medios de comunicación no deben colaborar en la confusión y entorpecimiento de investigaciones que tienen como objetivo reparar un agravio de tamaño semejante, amparados bajo una supuesta “confrontación del poder”. Hacerlo, representa un entorpecimiento del trabajo avanzado y una alerta para los máximos responsables de un crímen de desaparición forzada. Ayotzinapa debe ser el piso mínimo sobre el que todas las fuerzas políticas deben anteponer el valor de la decencia, esa que respeta a las víctimas, procura la verdad y promueve garantías de no repetición antes que la faramalla, el fanfarroneo y la crítica estéril.

La embestida ha sido brutal. Partiendo de estrategias leguleyas con amparos y una sucia campaña de descalificaciones, se ha buscado de manera repetida desacreditar la investigación de calidad que exige un caso como el de Ayotzinapa. A esto, se han sumado la intimidación de funcionarios de primera como
el subsecretario Alejandro Encinas y su equipo, que están trabajando para sacar adelante el caso y llevan toda una vida luchando por la defensa de los Derechos Humanos. En un consenso democrático y que reconoce diferencias, esto debería ser inaceptable, porque termina con toda esperanza y una legítima aspiración de justicia.

Por eso todos debemos reivindicar la decencia en defensa de un trabajo transparente, que ha hecho de la verdad uno de los máximos objetivos comunes nacionales.

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