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En la medida en que se acercan los días que los capitalinos veneramos a nuestros muertos, la huesuda se adueña de la capital.
En las principales avenidas de la Ciudad de México, fueron colocadas más de 40 mil plantas de cempasúchil, catrinas y altares con clara reverencia a quienes se nos adelantaron en el camino.
En los museos y oficinas de gobierno de la Ciudad de México no se quisieron quedar atrás y con las aportaciones de los representantes de los núcleos agrarios montaron altares.
En el primer piso del edificio del GCMDX, fue montado un gran altar, con aportaciones de 15 representantes de los núcleos agrarios.
Sobresale el altar porque en un arco que luce con flor de cempasúchil se encuentra la fotografía del caudillo del sur, Emiliano Zapata Salazar, a quien los hombres del campo de deben mucho, dijeron los comuneros y por eso el altar fue dedicado a él.