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Esta es la primera ocasión histórica en que la sociedad sinaloense percibió la amenaza indiscriminada contra los civiles, porque aseguran que ni cuando ocurrió la escisión del Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva sintieron tal peligro.
Comerciantes, taxistas y hoteleros coinciden en que nunca habían sentido el terror que vivieron la tarde del jueves 17 de octubre, miedo que todavía hoy sienten y reconocen como histórico.
Y es que la ocasión en que vivieron aquella ruptura, en 2008, sí hubo decenas de muertes en las calles y encontraban amenazas en narcomantas en su camino, pero no como ayer.
Fue cuando el Cártel de Sinaloa se dividió al surgir un conflicto entre el gremio de Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada contra el grupo de los hermanos Beltrán Leyva.
Pero en esa ocasión no hubo enfrentamientos en las calles que amenazaran a la población civil.
En cambio, ayer, muchos civiles fueron tomados por asalto para bajarlos con pistola en mano de sus automóviles, con el fin de usar estas unidades para bloquear arterias y crear caos entre los camiones de pelotones del Ejército.
Y decenas de automóviles particulares y de negocios en un próspero sector de la ciudad fueron dañados por los balazos, además ocurrió a una hora en la cual los menores salían de las escuelas.
“Es realmente una ciudad tranquila a pesar de que hay mucho narco”, dice Víctor, gerente del restaurante La Maroma en el bulevar Enrique Sánchez Alonso y quien prefiere que no se registre su apellido.
Con información de Notimex