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CIUDAD DE MÉXICO.– Luego de 76 años de operación, el Centro Preventivo y de Reinserción Social Topo Chico, en Nuevo León, cerrará el 30 de septiembre entre masacres, motines, fugas, asesinatos de directivos y una oscura historia.
Y es que según lo anunciado por el gobernador Jaime Rodríguez, el reclusorio será desalojado y construirán un parque, un archivo y un museo.
Sus 2 mil 782 internos serán traslados al Penal de Apodaca, que tiene mil 600 presos y está en proceso de ampliación. El penal de Topo Chico sufrió deterioro y sobrepoblación, lo que ocasionó constantes motines, tras la llegada de miembros del crimen organizado, se perdió el control de las autoridades, lo que detonó en asesinatos frecuentes al interior y la operación de una amplia red criminal.
