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Héctor García
La cuarta transformación se retrasó en el Congreso de la Ciudad de México. Quienes criticaban que la extinta Asamblea Legislativa del Distrito Federal se manejaba al más puro estilo priísta de los años 60 o 70, hoy aplican a rajatabla la ley de “Herodes” contra trabajadores, bajo el argumento de que no cumplieron los requisitos para merecer las plazas.
El 31 de diciembre del año pasado, 77 trabajadores fueron cesados de forma unilateral, 100 se mantienen en la cuerda floja mientras el abogado José Alfredo García Franco, que lo mismo litiga a favor del Congreso que en contra, busca que le cuadren las cuentas.
El sobrino de Gaudencio Chávez, dirigente del sindicato mayoritario del Congreso de la CDMX, Evencio Chávez Salado, fue el primer cliente de García Franco, pero como es el encargado de despedir a los trabajadores, al mismo tiempo les ofrece defenderlos para que les regresen sus plazas, pero bajo otro términos. Él siempre juega a ganar.
75 trabajadores que se mantienen en litigo contra el Congreso por despido injustificado, conocieron que a 2 de sus compañeros, el abogado José Alfredo García Franco, les ofreció regresar a trabajar por honorarios, argumentando que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje había avalado esta nueva forma de trabajo.
Es decir, dijeron los trabajadores, el tribunal encargado de defender los derechos gremiales se confabula con el Congreso y su representante laboral para avalar los despidos y autorizar nuevos contratos totalmente adversos para ellos. Qué tal.
