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¿Quién de nosotros no ha padecido en algún punto de su vida el ser un godín?, y es que la rutina de llevar tuppers al trabajo con comida hecha en casita, utilizar el gafete de la empresa a la vista, y el tacuche o vestido de medio “bien” vestir, son parte fundamental para esta tribu, que se desvive más de 8 horas diarias por un sueldo apenas para sobrevivir. Por otro lado, los mirreyes, los “hijos de papi”, los que tienen la vida resuelta. Dos mundos distintos y muy representativos de la idiosincrasia mexicana, que en esta historia se mezclan en una comedia que no cumple su cometido… Entretener.
Podemos ver la historia de Genaro, un godín que ha dedicado su vida para Kuri & Sons. El jefe lo quiere como a un hijo, ya que sabe que el propio no tiene el más mínimo interés por la empresa. Las circunstancias cambian cuando don Kuri muere y Santiago, su hijo mirrey, decide hacerse cargo de la empresa.
Es una película que recurre a demasiados clichés, volviendola tediosa y sin sentido, al más puro estilo de telenovela barata, además pecan un poco de racistas. Las actuaciones son por demás exageradas, con una historia paupérrima y un desenlace predecible. Una producción que deja mucho que desear, y que esperamos no se repita en una segunda parte.
