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Ciudad de México.– Después de una larga temporada, y como sucedió en los últimos años, a las Finales de la NBA se colaron los Golden State Warriors, representando al Oeste, y los Cleveland Cavaliers, como representantes del Este.
Un Clásico del mejor baloncesto del mundo, mismo que dispuso en sus últimas disputas tres títulos para los de California.
En 2016, después de un regreso heroico de LeBron James y los suyos, estos lograron campeonar cuando forzaron el séptimo juego, y lo hicieron ganando de visita.
En 2017 la escuadra de Steve Kerr se impuso y comenzó con un dominio que en la actualidad se mantiene.
Para este 2018, los Warriors barrieron la Serie 4-0, y consiguieron su tercer título en cuatro años.
Kevin Durant se alzó con el premio al MVP de las Finales por segundo año consecutivo.
Golden State Warriors no desaprovechó la oportunidad y se coronó tras una gran exhibición en el Quicken Loans Arena, 85-108. Los Cavaliers otra vez no fueron rival.
Junto a Durant, Stephen Curry (37 puntos) se convirtió en determinante para que su franquicia lograra ser parte de la imagen más añorada.
Los Warriors, con la dureza mental que caracteriza a los equipos Campeones, aguantaron el golpe y de la mano de un inspirado Curry (20 puntos al descanso) y con el factor defensivo inesperado de Javale McGee finalizaron la primera mitad abriendo brecha en el marcador, 52-61.
Golden State mantuvo esta velocidad en el arranque del tercer cuarto, logrando ensanchar la diferencia en el marcador hasta los 15 puntos, 52-67 tras tan solo dos minutos de juego.
Conscientes de que su rival estaba herido, dieron la estocada definitiva al partido y a las Finales, con un parcial total de 13-25 en el tercer periodo, consiguiendo una máxima ventaja de 21 puntos, 65- 86.
En el último cuarto, jugaron totalmente a placer ante unos Cavaliers rendidos a la evidencia de la superioridad visitante.
James (23 puntos) abandonó la duela por primera vez a falta de tres minutos para la finalización del encuentro y recibió la última ovación del público como jugador de los Cavs.
Y fue después de una actuación tan dominante, que LeBron decidió partir a los Lakers de Los Ángeles, pues Cleveland perdió en tres de cuatro Finales que disputó ante su némesis Golden State.