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CIUDAD DE MÉXICO.– En el tercer día del testimonio, del narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, apodado también el hombre de las mil caras, la defensa del mexicano Joaquín Guzmán Loera El Chapo, intentó desacreditar el testimonio del testigo protegido presentado por la Fiscalía, incluso antes de que este fuera extraditado desde Brasil en 2008.
Interrogado por la defensa, Chupeta presentó detalles escalofriantes sobre su vida y su antiguo negocio, además sobre algunos de los 150 asesinatos que ordenó siendo el jefe del Cártel del Norte del Valle, su lujoso estilo de vida y cómo mantuvo una exitosa sociedad con el Cártel de Sinaloa en la década de 1990. En una ocasión, relató, pagó alrededor de 340 mil dólares para matar a una sola persona, Víctor Patiño.
Presionado por los abogados de la defensa, que condujeron el interrogatorio este martes en la corte, Chupeta reconoció haber mentido a autoridades colombianas, mexicanas y estadounidenses. A la DEA le dijo que estaba trabajando para terminar con el Cártel del Valle del Norte, mientras seguía operándolo.
Mediante este procedimiento, la defensa intenta desestimar el testimonio de Chupeta, quien en los últimos días ha descrito hasta el último detalle cómo su organización vendía toneladas de cocaína a los cárteles mexicanos para su distribución en Estados Unidos.
En esta misma línea, los defensores de El Chapo consiguieron que Chupeta reconociera que se había reunido al menos 10 veces con el fiscal principal para preparar su testificación.
Después del testimonio de Chupeta, este martes se presentó Germán Rosario, quien dijo ser un antiguo colaborador de Chupeta. Cuando su jefe se entregó a la DEA, dijo Rosario, tuvo un último encargo, viajar a México para ponerle un cuatro a sus socios del Cártel de Sinaloa, en argot criminal: una trampa tendida por las autoridades estadounidenses para obtener pruebas para eventualmente procesarlos.