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La película Roma, de Alfonso Cuarón, segura contendiente en los premios Oscar, se exhibe solamente en cines independientes y circuitos culturales como la Cineteca Nacional, el IFAL, Cinematógrafo de El Chopo, la Sala Julio Bracho y otras cadenas similares del interior del país, pero que sumando todas, no se acercan al número de salas que tienen los grupos Cinépolis y Cinemex.
Esta limitación de no exhibir la película en forma masiva, se debe a que el propio Cuarón hizo negociaciones con Netflix; y la compañía Cinépolis, que tenía intenciones de programarla en todas sus salas, frenó el proyecto al enterarse de que el cineasta filmó la película con patrocinio de Netflix.
Cinépolis solicitó a Netflix un periodo de 90 días después de que estrene la película para que la cadena norteamericana la proyecte, pero tal petición se vislumbra improbable.
Alfonso Cuarón se quejó de que su película está en pocas salas, que son las independientes, pero resulta absurdo, porque luego de haber filmado con Netflix, él mismo se hizo el hara kiri.