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Una fobia es una manera elegante de nombrar un temor. Sin embargo, una fobia no es cualquier temor.
Es normal que los niños sientan temor frente a determinadas situaciones: rendir una prueba difícil en la escuela, pasar junto a un perro que está gruñendo en la calle o escuchar un trueno ensordecedor.
Una fobia es diferente, porque es un temor extremadamente intenso frente a una situación o algo determinado. Es también un tipo de temor que no desaparece.
Un niño que sufre una fobia sentirá temor de algo cada vez que vea o experimente eso. No sentirá ese temor solo una o dos veces. Los niños que padecen fobias suelen evitar la situación o aquello que los atemoriza.
¿CÓMO ES UN ATAQUE DE PÁNICO?
Los ataques de pánico pueden resultar muy atemorizantes y hacer que una persona tiemble, transpire y respire más rápido de lo normal. Algunas personas que sufren ataques de pánico pueden llegar a tener dolores de pecho, estar mareados o sentir que su corazón está latiendo demasiado fuerte y no pueden respirar.
DISTINTOS TIPOS DE FOBIAS
Existen varios tipos de fobias. La más común es la fobia social. Una fobia social puede hacer que alguien tenga miedo de sentirse incómodo frente a otras personas. La agorafobia es otro tipo de fobia.
Una persona que padece agorafobia temerá sufrir un ataque de pánico si se encuentra en un lugar del que es difícil o incómodo salir. La claustrofobia es el temor de encontrarse en un espacio cerrado, como un ascensor, un túnel o un avión. Existen tantas fobias como objetos y situaciones. La aracnofobia es el temor a las arañas, mientras que la ablutofobia es el temor a lavarse o a tomar un baño.
¿CÓMO SE TRATAN LAS FOBIAS?
El médico sugerirá que el niño consulte a un psicólogo, psiquiatra o terapeuta. Si alguno de estos especialistas diagnostica que el niño padece una fobia, podrá ayudarlo.