Visitas
Todos, en algún momento de la vida, pasamos por situaciones que nos hacen sentir mal. En ocasiones el sufrimiento, la ansiedad o el agobio son tan intensos que provocan un profundo malestar e incluso afectan nuestro desempeño cotidiano. En estos casos, solemos estar demasiado involucrados emocionalmente, podemos bloquearnos y nos resulta difícil hallar una respuesta dentro de nosotros mismos.
Entonces ha llegado el momento de acudir al psicólogo, un profesional que puede ayudarte a identificar el origen del problema y te permitirá solucionarlo o, al menos, disminuir el malestar que este genera para que puedas continuar con tu vida normal. Desgraciadamente, algunas personas pasan muchos años sin reconocer sus problemas o no se atreven a dar el primer paso para solucionarlo.
Así, se encierran en un bucle de negatividad que les impide disfrutar plenamente de la vida.
¿A QUIÉN ACUDIR?
Ante un problema, la mayoría de las personas decide pedir consejo a quienes tienen más cerca: pareja, amigos, padres o incluso un compañero de trabajo.
Contar con una perspectiva diferente y apoyarse en la experiencia de otras personas es una estrategia válida, pero no siempre es la más eficaz.
El problema radica en que estas personas pueden transmitirte su experiencia y puntos de vista pero no pueden marcar una distancia emocional y no siempre tienen objetividad, por lo que su opinión está matizada por su preocupación, instinto protector o un problema del pasado.
Pueden brindarte un consejo que pero no una orientación ya que no cuentan con las herramientas profesionales adecuadas y se basan en la intuición.
Existen problemas que, por su complejidad o por las repercusiones que pueden llegar a tener, demandan orientación profesional, de un psicólogo.
