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RÍO SUCHIATE.- Más de 4 mil 500 migrantes irrumpieron ayer en territorio mexicano entre caos y violencia, tras seis días de caminata desde Honduras.
Alrededor del mediodía la caravana de hondureños salió de la plaza central de Tecún Umán, en Guatemala, para llegar hasta la aduana que limita con México.
Los migrantes, desesperados, se aproximaron hacia la valla metálica guatemalteca, la cual pudieron romper por un costado, momento en que la turba ingresó corriendo, sin que los pocos elementos de la Policía Nacional y las fuerzas armadas pudieran frenarlos. Posteriormente caminaron hacia el puente fronterizo, donde por un momento vencieron el portón metálico, pero no pudieron ante las fuerzas federales.
En medio de la multitud y bajo el sol, niños descansaban sobre los hombros de adultos, uno de los hombres consolaba a uno de sus hijos, visiblemente exhausto, mientras alguien más ofrecía algo de beber a los menores. Con piedras, los migrantes intentaron abrirse paso ante las fuerzas federales, hiriendo a algunos elementos que fueron atendidos por los paramédicos del Grupo Beta.
Después de una hora de negociación, por fin lograron convencer a los centroamericanos para que, en grupos de 40 personas, privilegiando mujeres y niños, pudieran entrar y abordar los autobuses que los llevarían a los albergues habilitados.
Tras más de cinco horas de permanecer sobre el puente internacional, los hondureños insistían en ingresar en caravana.
En tanto, la Secretaría de Gobernación (Segob) advirtió que cualquier manifestación violenta en contra del personal de la Policía Federal y del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chiapas rompería los acuerdos pactados con los migrantes de la caravana.
La Segob se comprometió a recibir las solicitudes de los migrantes provenientes de Honduras y darles trámite conforme a las leyes mexicanas.