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Las Vegas, Nevada.– Inmerso en algunas críticas, pero sobre todo descalificaciones, pues los más radicales incluso han sugerido que Gennady Golovkin fue despojado de un triunfo claro, Saúl Álvarez, el nuevo Campeón Medio OMB, AMB e IBO, goza de la fortaleza que le dan los suyos, a partir de una estirpe boxística.
Rigoberto, el hermano mayor de la dinastía, y quien fue precisamente la inspiración del menor, hoy totalmente dueño de los reflectores, sin importar si éstos son negativos o contrarios, habla en entrevista con Grupo Cantón del Canelo, y de cómo fue que se decantó por el deporte de los puños.
“Yo vivía en la ciudad de Tijuana, me fui a probar, ahora sí que a calarme por allá, estuve cerca de dos años, pero había muy poco boxeo, me desilusioné un poco por la falta de oportunidades y decidí regresar.
“Para ese tiempo mi hermano insistía en que quería ser peleador, que quería ser como Julio César Chávez, que yo creo siempre es una inspiración para todo mexicano, así fue como empezó todo”.
Y, El Español, cómo era conocido en su época arriba de los ensogados, comparte un capítulo puntual que marcó la carrera del más chaval de la camada, pues asegura que ahí demostró que estaba hecho para el pugilismo.
“Cuando llegué a casa, esperaba un saludo, un abrazo, y no, lo primero que me pidió el chamaquito fueron los guantes; ‘dame mis guantes que me prometiste, mi careta, yo quiero ser boxeador’, recuerdo que me dijo, era un niño, estaba chiquito.
“Miró lo que le traje, y platicando con mis padres, de pronto ya no lo vi, como a los tres o cuatro minutos llega como con unos 10 niños del barrio de Juanacatlán y me dijo que si se ponía los guantes con sus compañeros, en un dos por tres ya estábamos viendo a los chavales boxear, y a mi padre y a mí nos llamó mucho la atención cómo el muchacho, sin saber de boxeo, tiraba los golpes y se movía, después empezó a llorar”.
El primogénito Álvarez, acepta que “siempre fue muy corajudo, lloraba de coraje, y peleonero, tenía algo diferente, ya lo traía. Le quité los guantes y le pregunté: ‘¿De verdad quieres ser boxeador?’, y me respondió que sí, quiero ser como tú, entonces le dije: ‘Quiero que vengas todos los días aquí, y no vas a ser cómo yo, vas a ser mucho mejor que yo’”.
ASÍ SON LOS ÍDOLOS
Las voces negativas, insistentes en que el tapatío fue hecho al vapor, pues Televisa necesitaba urgentemente una figura, Rigoberto las desdeña y ejemplifica las características que debe tener alguien que aspira a ser idolatrado.
“Cualquier joven que es famoso, y que tiene los reflectores de la manera en que los tiene ahora mismo Saúl, pues es un producto de la televisión, claro que los busca, porque venden, que la gente sigue, porque sí lo quieren, porque no lo quieren, porque les cae bien, porque se les hace guapo, se les hace feo, pero es alguien que llama la atención de alguna manera, eso es lo que hace que tenga tantos reflectores.
“Yo a mucha gente se lo he dicho, ‘tú dices que Saúl es un tipo creado por la televisión, tienes 200 boxeadores, porque no los llevas y les dices que todos son buenos’. Mucha gente debe de entender que esto así es, alguien que ya trae algo, obvio que siempre te van a seguir”.