Visitas
Ciudad de México.– En el número 286 de la calle Álvaro Obregón en la colonia Roma Norte, se ubicaba un edificio, sede de oficinas de distintas compañías y empresas.
El 19 de septiembre de 2017, un sismo que, entre otras entidades, sacudió a la capital del país, provocó que la construcción se derrumbara y con ella, la vida de 49 personas que ahí trabajaban.
A un año de distancia, familiares y amigos de quienes perdieron la vida, se reunieron en el lugar, que ahora sólo tiene como fachada unos tablones, utilizados para colocar una ofrenda dedicada a sus seres queridos.
A este homenaje acudió Alberto del Río, quien a raíz del desastre natural, se dio a la tarea de ayudar, primordialmente a los niños que perdieron a uno o a sus dos padres en este acontecimiento, creando la fundación: Alberto El Patrón Lucha Por Ellos A.C.
“Al ver la cara de mis hijos, y después, pensar en aquellos pequeños que no fueron tan afortunados, fue que me di a la tarea de formar está asociación.
“Porque sí yo hubiera tenido el infortunio de haber estado allí adentro, me gustaría que alguien estuviera ayudando a mi hijos a tener un futuro y por eso lo estamos haciendo”, señala el esteta en entrevista para Grupo Cantón.
Y después de brindar algunas palabras a los deudos que ahí se encontraban, así como para externarles su apoyo, el gladiador se quedó como uno más en este sentido homenaje a las víctimas, alzando el puño en el minuto de silencio que se tenía programado un par de minutos antes del simulacro que tuvo lugar ayer a las 13:16 y participando en la guardia de honor.
“Seguimos trabajando, consiguiendo recursos, planificando eventos, espero que la administración que entre con el nuevo Presidente (Andrés Manuel López Obrador), me respete los tratados que ya prácticamente cerramos y que nos van a ayudar a crear eventos en el Zócalo, en las explanadas delegacionales, donde haremos luchas, partidos de futbol y el gobierno nos va apoyar económicamente, porque al final del día no es para mí, es para los niños”, refiere el hijo de Dos Caras, pues para él, la lucha continúa y sólo pide no obstaculicen su labor.
“Lo primordial, es que no me pongan el pie, eso es todo lo que yo pido, que no me clausuren edificios, que no pidan 20 mil permisos y la vacuna de mi perro que ya ni tengo, y que ya no me pongan trabas”, lanza el luchador, quien al visitar el desaparecido inmueble en Álvaro Obregón, le surgieron sentimientos encontrados.
“A parte de que soy una persona bien chillona, me quiebro ante momentos como estos, ver las caras de tristeza de los deudos, pero a la vez siento una paz interior y de corazón, porque sé que allá arriba, el que está viendo, sabe que estoy haciéndolo bien”.
FAMILIA
A 50 pasos de lo que alguna vez fue el 286 de Álvaro Obregón, se encuentra un restaurante de nombre La Generala, dirigido por María Emilia Lamadrid Herrera, quien se acercó a Alberto del Río para ofrecer su ayuda como educadora, profesión que ejerció por 35 años.
“Nosotros conocíamos a todos, por eso cuando me preguntan: ‘¿Usted tuvo deudos?’, les digo: ‘Claro, todos’. Hasta los que no eran clientes pasaban y te saludaban: ‘Generala, buenos días’, para nosotros fue muy fuerte lo que pasó”, revela la sexagenaria dama, quien hace un año apoyó con tablones, comida, baño y agua, porque “ellos eran parte de nuestra familia”, asegura.