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DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA
No se ponen de acuerdo. Analistas, periodistas y autoridades lanzan dardos al vacío, culpando a unos y otros de ser la mano escondida detrás del manipuleo de los grupos porriles universitarios.
Se divulgan nombres de personajes a los que se responsabiliza de mover a los grupos de choque y que buscan alterar la vida normal de la máxima casa de estudios de México.
Todos acusan a todos y se nota de inmediato la manipulación que se pretende hacer para crear más confusión, mediante filtraciones que se difunden por doquier, desde distintos puntos, tratando de encontrar responsables de estos actos de salvajismo ocurridos en la propia casa de estudios universitarios.
La UNAM y el IPN, las máximas casas de estudio gozan, una de autonomía y otro del control de la secretaría de Educación Pública y con todo y ello, los grupos conocidos como “porros” pululan por ellas, desde su nivel de preparatorias, CCH o Vocacionales y se manifiestan constantemente, algunas ocasiones lo hacen durante los juegos de fútbol americano, otras más, robando mercancía a camiones de reparto y en las menos provocando enfrentamientos como el ataque contra estudiantes del CCH Azcapotzalco.
Con todo y que ya existían desde antes del movimiento estudiantil del 68, ellos no fueron los atizadores de la huelga, marchas o la represión ocurridas hace cincuenta años.
Ahora en la danza de los nombres aparecen tres personajes que han sido delegados de Gustavo A. Madero: Joel Ortega, Francisco Chíguil y Víctor Hugo Lobo, pero también tres rectores de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, José Ramón Narro y Enrique Graue, otros más apuntan hacia el exdirigente estudiantil Martí Batres y hasta el alcalde de Naucalpan, Edgar Olvera. No se ponen de acuerdo para frenar a los “porros” .