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CIUDAD DE MÉXICO.– Es domingo, pero no uno cualquiera: 2 de septiembre. Seguro no podía dejar de trabajar el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. No al día siguiente de que el Movimiento que encabeza, Morena, tomó el control del Poder Legislativo, con mayorías apabullantes en la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
Y tan de buen ánimo andaba, que hasta dio breves respuestas a preguntas de los reporteros, al salir de sus oficinas de transición. El tema más importante, precisamente, el Congreso. En específico, la postura del PRI, que no va a ser una oposición irresponsable que se oponga a todo lo que planteen Morena y Obrador.
“Qué bueno que sea así, que se pongan de acuerdo, que haya armonía, que no haya pleitos. Se necesita la reconciliación nacional para sacar adelante a México”, respondió a la pregunta sobre el discurso de los priístas, en el marco de la presentación del Sexto Informe de Gobierno de Enrique Peña.
—¿Ya revisó el Informe que entregó Peña?
—No, pero voy a revisar y son buenas las relaciones que existen con el actual gobierno. Mañana platicamos.
Siguen esos mensajes positivos, que refuerzan la transición pacífica, ordenada y en armonía, cuando ya falta menos: 90 días para que asuma la Presidencia de la República.
Ni en domingo, faltaron las peticiones y los manifestantes frente a las oficinas de López Obrador. Dos grupos, que además contaron con la suerte de atención, breve, pero personal de López Obrador .
AMLO escuchó a un médico del IMSS, Armando Rosales, quien denunció falta de democracia en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social. “Es un sindicato corrupto”, dijo.