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EL ATLETA
POR DAVID E. LEÓN ROMERO
@DavidLeonRomero
Periodista y columnista
Son varios los hechos que nos revelan que estamos siendo testigos de un proceso inédito y de gran relevancia, en el que el Gobierno en funciones encabezado por el presidente constitucional Enrique Peña Nieto y el Gobierno entrante, representado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, han establecido canales de comunicación y mecanismos de trabajo claros y funcionales. Lo anterior modifica radicalmente la forma en que los gobiernos convivían en el proceso de transición.
En el pasado, los gabinetes entrantes eran conocidos horas antes de la toma de protesta del nuevo presidente. Hoy, con meses de anticipación, el presidente electo ha dado a conocer a las mujeres y los hombres que encabezarán las dependencias de la administración pública federal. Resulta importante reconocer y celebrar la disposición del Gobierno actual y la asertividad del Gobierno entrante para echar manos a la obra en el proceso de entrega-recepción de manera anticipada. El país no puede esperar y la actividad acelerada además de rendir frutos inmediatos, emite un mensaje de certeza, estabilidad y responsabilidad.
Por si esto fuera poco, la invitación que nos hace la administración entrante a pasar de una democracia representativa, donde el ciudadano delegaba en el gobernante la responsabilidad del ejercicio de Gobierno, a una democracia participativa, donde el ciudadano juega un papel protagónico en la toma de decisiones y en la fiscalización de las acciones realizadas, es un hecho central, profundo y de gran significado.
De esta forma, la administración entrante pone fin a aquella mala costumbre que dictaba un divorcio post electoral, donde después del cortejo en campaña y el sufragio el día de la elección, el gobernante y el ciudadano caminaban por senderos distintos, para reencontrarse en el siguiente proceso electoral o el día del informe presidencial.