Visitas
El Atleta
David E. León Romero
@DavidLeonRomero
Los náufragos utilizaban botellas para enviar mensajes que tarde o temprano alcanzaban la costa. Hoy a las playas del caribe mexicano están llegando mensajes, no precisamente embotellados.
Los ecosistemas de nuestro país, además de brindarnos servicios ambientales de incalculable valor, como puede ser el agua que producen nuestros bosques y que consumimos en las ciudades, nos permiten gracias a su inigualable belleza, detonar actividades económicas en torno a ellos.
Es así como las playas del Caribe mexicano reciben año con año millones de turistas en búsqueda de los distintos tonos de azul de sus aguas y la suavidad de la arena blanca, lo que provoca una gran derrama económica en la región.
En los últimos meses, esas playas se han visto cubiertas por una gran cantidad de algas arrastradas por las olas, tapizando la arena y construyendo una imagen y una situación muy distinta a la que los turistas esperan.
¿Qué mensaje nos quieren dar estas algas que reciben por nombre sargazo? Un aviso serio de que las actividades humanas están modificando las condiciones normales de la tierra, provocando la elevación de la temperatura de los mares y el incremento de cierto tipo de nutrientes contenidos en las descargas residuales que se vierten en ellos, generando la multiplicación y el crecimiento acelerado de las algas, además de la modificación de las corrientes marinas.
La situación resulta muy complicada. Se están invirtiendo grandes cantidades de recursos para limpiar las playas, sin embargo, estos esfuerzos serán insuficientes en tanto no se ataquen las causas de fondo. Los millones de familias que viven de la actividad económica que generan los turistas al visitar estos hermosos sitios naturales ven seriamente amenazadas sus fuentes de trabajo.
Las acciones del hombre tienen efectos altamente dañinos en el entorno natural. Los esfuerzos locales por reducir el impacto ambiental son importantes pero las acciones globales para la protección de los ecosistemas resultan urgentes.
Cualquier presupuesto dirigido a cuidar el medio ambiente será mucho más accesible que el destinado a remediar los efectos del calentamiento global, por ejemplo, el necesario para subsidiar la pérdida de la actividad económica de una gran región de nuestro país que vive gracias a la belleza de sus playas.