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Ciudad de México.– Si contender en el Este de la Conferencia Americana (AFC) ante los New England Patriots ya es una tarea complicada, hacerlo a partir de ser los New York Jets, resulta todavía más difícil.
Y es que la escuadra de la Gran Manzana ha navegado en la irregularidad en los últimos años.
Es cierto que Todd Bowles (el sustituto de Rex Ryan como coach) en su primer año logró ubicarse segundo en este sector, pero también lo es que en las recientes dos temporadas fue último.
En la campaña 2017-2018 el récord de la organización fue 5-11, dando por ahí una que otra campanada ante equipos que por supuesto fueron poderosos y favoritos. Para esta ocasión los momios no cambiarán mucho, pero al menos al interior de la franquicia está el hecho de saber si su reclutamiento en la Primera Ronda del Draft resulta una apuesta efectiva.
La escuadra neoyorquina cargó todas sus baterías en el quarterback egresado de la USC, Sam Darnold, quien lanzó cuatro mil 143 yardas, y consiguió 57 pases de anotación en dos temporadas.
Darnold es un pasador tradicional, que permanece dentro de la bolsa de protección el mayor tiempo posible, con gran precisión y talento para lanzar sobre la carrera, y que también sabe hacer daño con las piernas, pues cuenta con buena movilidad.
Ahora la gran encrucijada para Bowles es jugársela o no con este muchacho, pues por supuesto es una apuesta muy atrevida, tomando en cuenta que no deja de ser un novato.
Aunque seguro el entrenador en jefe tendrá que decidirse durante la Pretemporada del equipo, todo parece indicar que será Josh McCown el estelar en los controles, a la espera de un parpadeo que le abra la puerta a la gran promesa de los Jets.