Visitas
Templo Maya, el colorado oscuro de Cuadra GL, por fin hizo acto de aparición tras decepcionar en el Handicap Presidencial; sin embargo, su victoria del pasado sábado sobre el Campeón del Handicap de las Américas, Huitlacoche, deja un amargo sabor en el aficionado a la hípica. Y es que se corrió en el Baycho, un Clásico con cuatro caballos de un mismo propietario (Germán Larrea, dueño de Cuadra San Jorge y Cuadra GL, dos de cada una de ellas), de siete atletas. Lo que llama es observar a los cuatro a tablero: Templo Maya (GL), Harrison (GL), Huitlacoche (San Jorge) y Daniel San (San Isidro), en cuarto, como el único representante de una cuadra ajena a Larrea.
Es un tanto alarmante, no sólo porque corrieran siete ejemplares por la bolsa de 131 mil 500 pesos en una carrera de ‘abolengo’ en el año, sino que en estadística, y si se repite ese esquema, hay una probabilidad gigantesca de que Larrea y sus cuadras ganen la mayoría de las veces. Nadie culpa al billonario mexicano, cuyas cuadras hacen su papel de poder dominante y no hay quién lo pueda retar, y así termina enfrentándose a sí mismo. El daño lo obtiene el deporte, donde la incógnita de quién ganará no es difícil de resolver y va deteriorando poco a poco el espectáculo. Y yo le pregunto, ¿hasta cuándo habrá un nivel competitivo que nos vuelva a poner al filo del asiento mientras vemos una carrera Pura Sangre en las Américas?