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Ciudad de México.– Han pasado 40 años desde aquel 19 de octubre de 1969, cuando se dio el debut profesional de El Negro Casas en la Arena Azteca en contra de Juanito Ramírez, El Tlaxcalteca, y tal parece que los años no han pegado en la humanidad del llamado 4:40, pues se sigue desenvolviendo como un chamaco arriba del ring, lo que le reconoce el respetable en cada una de sus presentaciones.

Y El Negro platica en exclusiva con Grupo Cantón sobre lo que ha significado su largo peregrinar por los encordados y reconoce que si volviera a nacer también sería luchador.

“Son un chingo de años, en cualquier deporte 40 yo creo que son muchos, pero estoy bendecido gracias a Dios, porque no me puso lesiones que me retiraran más allá de tres meses.

“Tuve pubitis, se me rompió la clavícula en Japón, se me rompió el pectoral y una costilla, pero todas salieron en tres meses; de ahí una lesión que me haya durado más tiempo o que me haya quitado mis facultades físicas, no se presentó, es por eso que todavía sigo luchando”, señala.

¿QUÉ ES LO MÁS GRANDE QUE TE HA DADO LA LUCHA LIBRE?

– Muchas satisfacciones, pero también me quitó muchos privilegios, como estar con mis hijas en sus cumpleaños, en sus aniversarios, verlas crecer y hasta por no poder pegarle a los novios. Afortunadamente mi mujer es luchadora (Dalys) y mis hijas se casaron con luchadores, entonces mis nietos van a ser luchadores y eso no tengo cómo pagárselo a la lucha, creo que tengo material para escribir un par de libros.

¿DEPORTIVAMENTE, CUÁL ES EL LOGRO MÁS SIGNIFICATIVO?

– Son muchas cosas, pero lo más significativo en el plano deportivo es que empecé desde la primera lucha en el Toreo de Cuatro Caminos y Dios me dio la bendición de escalar esos peldaños que llevan al estrellato y llevo, sin presunción, 30 en la Arena México en un plan estelar y eso es lo más significativo que me ha dado mi carrera, porque eso conlleva el cariño del público. En el plano personal lo más significativo es que gracias a la lucha libre conocí a mi mujer y me dio una familia; mi mujer es de carácter y me sacó de malos hábitos, malas influencias, de malos caminos y le debo mucho.

También me dio viajes y dinero, conocí otras culturas y aprendí a respetar a nuestros semejantes.

FOTO: Antonio Cruz

¿CÓMO NACIÓ TU GUSTO POR LA LUCHA LIBRE?

– Pues yo acompañaba a mi papá (Pepe Casas) a las luchas en diferentes Arenas, desde los seis o siete años, y cuando terminaba de luchar me subía con los hijos de otros luchadores, como Dr. Wagner, El Enfermero, Aníbal, Gori Casanova y comenzábamos a imitarlos; inclusive, siendo un niño en una ocasión en una Arena de Amecameca era tanta mi emoción, que me metí a una batalla campal. Desde ese momento me di cuenta que yo iba a ser luchador.

¿A QUIÉN ADMIRABAS?

– Obviamente a mi papá, pero yo veía luchar de cerca a Aníbal, César Valentino, El Vikingo y los admiraba, inclusive me tocó luchar a su lado, entonces cuando me tocaban temblaba, porque me estaba enfrentando a mis maestros.

¿HAS PENSADO ALGUNA VEZ EN EL RETIRO?

– Te voy a ser sincero, me levanto todas las mañanas inquieto y pienso: ‘Ya son un chingo de años, ya estoy viejo’, pero he hablado con otras personas y he descubierto que no debo de clavarme en ese asunto, porque tengo mucha energía, mucho espíritu, y mientras Dios no me mande una lesión seria, voy a seguir haciendo lucha libre y compartiendo con las nuevas generaciones.

¿CÓMO EVOLUCIONASTE PARA DARLES BATALLA A LOS JÓVENES?

– Utilicé mi experiencia, me hice más responsable, fui creciendo con los años. Aparte me llevo bien con ellos, soy respetuoso, los saludo, bromean conmigo, ese respeto que me he ganado se siente arriba del ring.

FOTO: Antonio Cruz

¿TE CONSIDERAS UN REFERENTE DE LA LUCHA LIBRE MEXICANA?

– Tuve la suerte de enfrentarme a los mejores luchadores nacionales y extranjeros, como King Haku, Eddie Guerrero, Pegasus Kid, El Hijo de El Santo, Owen Hard, entre otros, porque me tocó la buena época de El Toreo de Cuatro Caminos; también acá en la Arena México, pero no soy yo el que tiene que decirlo.

¿CUÁL HA SIDO TU RIVAL MÁS FUERTE?

– Todos, pero al que yo más recuerdo era un luchador llamado El Mazatleco, era muy garrudo, aunque sinceramente te puedo decir que las luchas más difíciles fueron contra los chavos con los que yo empezaba, porque todos estábamos buscando un lugar.

¿CÓMO ES EL NEGRO CASAS ABAJO DEL RING?

– Soy un ser humano como cualquiera y no por ser luchador no dejo de sentir temores, miedos, angustias; lloramos, reímos, tenemos insomnio.

FOTO: Antonio Cruz

¿TE GUSTARÍA QUE ALGUNO DE TUS NIETOS CONTINUARA CON TU LEGADO?

– Mira esos niños tienen una sangre brutal, sus abuelos somos Súper Porky y yo, todavía no hablan, y ya retan; imagínate la sangre brutal que traen, su bisabuelo es Shadito Cruz. Uno salió igualito a Porky y otro a mí, entonces, en la familia todo es lucha libre.

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