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Son adictos a las emociones fuertes en la Cámara de Diputados, donde se pretende regresar al Día del Presidente, con la presencia del Ejecutivo ante el Honorable Congreso de la Unión, para dar lectura a su informe de Gobierno, como antaño.
La idea es del presidente de la mesa directiva, Porfirio Muñoz Ledo, quien pretende borrar la agresión de que fue objeto en San Lázaro, cuando quiso interpelar a Miguel de la Madrid y entre Migue Ángel Barberena y otros gobernadores se lo impidieron.
Tal vez Porfirio recuerde mejor cuando fue presidente de la mesa directiva (como ahora) y respondió a un informe de gobierno del entonces presidente Zedillo, convirtiéndose en el primer diputado de oposición que gozaba de ese privilegio, destinado a solamente tres diputados de cada legislatura.
No son pocos los que recuerdan los grandes zafarranchos cada informe de Gobierno, a partir de 1988, cuando ocurrió el crecimiento de la oposición al PRI.
Lo rígido de los reglamentos impedía a los diputados cuestionar al orador en turno (Presidente), por lo que muchos intentaron interpelar al Ejecutivo, como sucede en ocasión de una sesión ordinaria.
Y mientras unos interpelaban, otros pasaban al frente, mostrando cartulinas o incluso mostrando la espalda al titular del Ejecutivo, manifestando su inconformidad con lo realizado durante el año de Gobierno.
Fueron muchos conatos de bronca, con unos priístas tratando de contener a los diputados de otros partidos, quienes enardecidos mostraban su rechazo al gobernante.
Ante esas actitudes, se procedió a que el Presidente enviara el documento sobre el ejercicio gubernamental de un año y se evitara su presencia ante el Congreso de la Unión.
Los que propusieron la medida fueron los diputados de izquierda, los mismos que ahora quieren regresar al Día del Presidente, con su presencia física en el Congreso.