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RECIENTEMENTE, SE PRESENTÓ UNA INICIATIVA QUE BUSCA PROHIBIR EL COBRO DE COMISIONES que realizan los bancos en nuestro país. La propuesta consiste desde eliminar las cuotas por uso de cajeros automáticos, hasta las correspondientes por uso de servicios en ventanilla electrónica. Esta iniciativa generó un revuelo de opiniones, particularmente del sector bancario, algo que trastocó nuevamente el mercado bursátil, especialmente, las acciones de los bancos en México.
La iniciativa asegura que el cobro de comisiones bancarias en nuestro país es excesivo, argumentando que el 30% de los ingresos de la banca provienen de este tipo de cargos. Sin embargo, estas cifras varían radicalmente de las oficiales, ya que, según datos de la calificadora Moody’s y de Citibanamex, las comisiones en México sólo representan 20% de los ingresos netos de la banca.
Coincido en que existe un margen para reducir estos conceptos, pero sostengo que se debe hacer con mecanismos que fortalezcan la competencia interbancaria, ya que sólo la libre competencia podrá asegurar que tengamos precios realistas y apegados al mercado.
Es cierto que la iniciativa generó inestabilidad en los mercados e incertidumbre sobre el futuro de la política económica. Pero, considero que lo más grave fue la falta de coincidencia entre el entrante gabinete económico y la fracción parlamentaria de Morena, ya que fue esta ambigüedad lo que realmente ocasionó el desplome de la Bolsa.
El sistema bancario es una herramienta para asegurar que el ahorro se canalice a la inversión y el empleo. Mientras los nuevos líderes políticos ven cómo menguar a la “mafia del poder”, otros países consolidan agendas para avanzar en el cooperativismo mutuo y en la creación de una banca de desarrollo comprometida con el empresariado. Mientras México se rasga las vestiduras por ocurrencias sin sentido, el mundo observa como nos acercamos más a una debacle financiera.