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Primer golpe: el salario del chofer

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En enero 2004 vino el primer golpe mediático a Andrés Manuel López Obrador, siendo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el del “Nicogate”. Fue el día 20, en una de las ruedas de prensa que acostumbraba dar a las 6 de la mañana, cuando un reportero lo cuestionó por el salario de su chofer, Nicolás Mollinedo Bastar.

López Obrador respondió que el salario era de 62 mil 997 pesos mensuales y justificó que ese sueldo se basaba en la estructura administrativa y que además de ser su conductor, era el responsable de la coordinación de Logística.

“Nico no es mi chofer, es mi coordinador de Logística y uno de los funcionarios públicos que trabaja más horas”, dijo.

Fue la nota que retomaron la mayoría de los medios de comunicación y la primera por la cual López Obrador se exhibía vulnerable, sobre todo porque dicho salario correspondía al de un subsecretario.

Al día siguiente, declaró que los tiempos políticos camino a las elecciones de 2006 se habían adelantado y admitió que haría falta una revisión más cuidadosa de los reportes que se subían a transparencia para que fuera más específica respecto al cargo.

“Nico”, como tabasqueño, más allá de ser un paisano o un familiar en la administración de la entonces Jefatura de Gobierno del DF, era el hijo de Nicolás Mollinedo uno de los primeros que confió en Andrés Manuel desde el inicio de su trayectoria política.

Cuando Andrés Manuel iba a Teapa, Tabasco, a visitar a su novia Rocío Beltrán, quien sería su primera esposa, fue don Nicolás Mollinedo, quien le dio hospedaje en varias ocasiones para que no regresara a la capital en horas, en las que ya no había transporte. Cuando Andrés Manuel inicia sus giras, como opositor, fue don Nicolás Mollinedo quien le donó un auto.

“No había dinero y lo que nosotros hacíamos era que boteábamos en las reuniones con la gente, porque este era un movimiento del pueblo. La gente nos echaba en una lata lo que podía, un peso, dos pesos. Luego lo juntábamos y ya con eso a veces teníamos para la gasolina, para movernos. Nada más teníamos un vehículo que nos donó el papá de Nico Mollinedo”, recordó en junio de este año, José Ángel Gerónimo, uno de los primeros seguidores, al hacer remembranza de esa primera etapa de López Obrador como opositor.

El 22 de enero del 2004, López Obrador reconoció que había familiares de Mollinedo Bastar en la coordinación y negó que se tratara de nepotismo. El tema se trató en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Ahí, el diputado priísta David Jiménez hizoestallaralgunascarca- jadas cuando exclamó: “¡Ya salió aquí un chofergate!”, a lo que la perredista Dolores Padierna respondió que más que el salario de Mollinedo Bastar, el problema eran las pensiones a ex presidentes y los montos erogados en ves-tuario de gala para la pareja presidencial. (El Universal 22/02/2004).

Días después, López Obrador acusó una campaña mediática para desprestigiar a su funcionario. El día 28, su coordinador Técnico del Distrito Federal, Pedro Valencia García, admitió que la opinión de la gente sobre el trabajo del Jefe de Gobierno capitalino bajó tres puntos de popularidad tras la polémica del caso.

“El hampa política y algunos mafiosos magnifican el Nicogate porque tienen miedo de que nuestro proyecto de gobierno llegue a la nación”, dijo AMLO a W Radio, “en el Gobierno del Distrito Federal no hay ‘amiguismos’ y todos somos compañeros de lucha”. Por su parte, Mollinedo Bastar se defendió diciendo que él no había metido a trabajar a sus familiares, sino que “cada quién llegó solo”.

Para darle carpetazo al asunto, Andrés Manuel López Obrador criticó: “siguen diciendo que es mi chofer”. Además, le enmendó la plana a su coordinador técnico al subrayar que, lejos de restarle popularidad, la presunta campaña en su contra le habría hecho publicidad a nivel nacional por tanta difusión que del asunto hicieron los medios.

Hoy, Nicolás Mollinedo es coordinador de servicios municipales del Ayuntamiento de Centro del alcalde perredista Gerardo Gaudiano, un puesto donde también ha sido polémico en casos, como el del trabajo de pintura al Parque de Los Guacamayos, donde fue borrada la obra de un artista plástico.

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