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Un reencuentro inolvidable que sin duda nos hará atesorar el valor de la familia
WINNIE THE POOH¸ es sinónimo de niñez para muchas personas hoy en día, pues al igual q u e yo, probablemente usted creció v i e n d o en televisión las aventuras del pequeño osito amarillo, o a lo mejor tuvo la oportunidad de leer los libros de Alan Alexander Milne, tal vez usted ya como padre de familia, se encargaba de entretener a sus hijos con estos adorables personajes que vivían en El bosque de los cien acres, pero hay algo que nadie podrá negar, el recordar a Winnie y a sus amigos, Tigger, Igor, Pigglet, Kanga, Búho, Rito, provoca que una sonrisa cálida venga a nuestro rostro.
A lo largo de los años, las aventuras de Pooh han tenido muchísimas adaptaciones en todo tipo de formatos, tanto en libros, como videojuegos, películas o series animadas, y en esta ocasión, de la mano de The Walt Disney Company, nos entregan la cinta Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable, que es dirigida por Marc Forster y es protagonizada por Ewan McGregor, en el papel de un adulto Christopher Robin.
La historia se centra en Christopher Robin, el niño al que le encantaba aventurarse con un grupo de adorables y vivaces animales de peluche en El bosque de los cien acres, pero ahora, ese pequeño aventurero ha crecido y ha perdido el rumbo de su vida. Entonces, es momento de que sus entrañables amigos de la infancia entren a su mundo para ayudarlo a recordar al niño cariñoso y alegre que aún lleva dentro.
Desafortunadamente la cinta no funciona como debería, pero algo debo decir, vale la pena darle una oportunidad para recordar lo hermoso de vivir. Más que para niños, la película está adaptada para que la disfruten las personas grandes, aquellas que viven sumergidas en su vida laboral y de conflictos personales, aquellas personas que dejan de lado el tesoro más preciado que tenemos, el amor y la familia. Sin duda, Christopher Robin funciona como una gran lección, que la vida debemos disfrutarla a todo momento. La cinta no es excepcional y está lejos de serlo, pero funciona como entretenimiento de un rato y para realizar un viaje a la infancia y recordar lo que nos hacía feliz.