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El alcalde Fernando Flores rindió su informe de gobierno, una vez más entre gastos millonarios en difusión de espectaculares en calles, pintas y propaganda personal
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El informe de gobierno de Fernando Flores Fernández volvió a presentarse como una exhibición de logros extraordinarios y avances sin precedentes, al menos eso desde la postura el edil acostumbrado al aplauso fácil y la nula crítica. A cuatro años de administración, el balance político es contundente: la popularidad de Fernando Flores no crece, pese a la maquinaria publicitaria desplegada.
Con música estridente, juegos de luces y un auditorio saturado de invitados afines, el edil delineó una versión optimista de Metepec: inversiones “históricas”, una supuesta transformación urbana y una seguridad fortalecida con tecnología de punta.
Sin embargo, más allá del escenario montado, la respuesta social evidencia algo imposible de maquillar: cuatro años después de asumir la alcaldía, la aceptación ciudadana hacia Flores sigue estancada.
La distancia entre el relato institucional y la percepción real en las calles no deja de ampliarse. Aunque el alcalde enumeró miles de baches atendidos los habitantes insisten en que los servicios públicos básicos continúan deteriorados.
Vialidades recién reparadas presentan daños a las pocas semanas, luminarias permanecen sin funcionar durante meses. El discurso oficial de modernidad contrasta con lo que los vecinos viven al salir de casa.
A esto se suma la molestia por el gasto publicitario que precedió al informe. Metepec fue tapizado con espectaculares, bardas pintadas, lonas promocionales y anuncios en distintos puntos del municipio, una campaña que para muchos tuvo un costo desmedido y un objetivo más propagandístico que informativo. “No importa cuántas veces aparezca en las calles; la confianza no se compra con fotos gigantes”, expresa Ernesto Martínez, vecino de Infonavit San Francisco.
Incluso las acciones presumidas como avances en seguridad generan incredulidad, la adquisición de drones, patrullas y torres móviles no ha modificado la percepción de riesgo entre la población.
Los reportes vecinales continúan señalando robos a comercios, asaltos nocturnos y zonas con escasa presencia policial, lo que refuerza la idea de que las estadísticas presentadas forman parte de una narrativa de informe y no de una realidad palpable.
